El precio de la energía y los combustibles va a condicionar el futuro del sector de la logística y, por supuesto, el de la estiba. El incremento desorbitado del coste de la electricidad en España puede llegar a mermar la competitividad de nuestras empresas, una realidad que ya hemos venido acusando en este 2021.
Hace aproximadamente dos años, la pandemia del Covid-19 paralizó casi por completo toda actividad económica e hizo emerger a determinados sectores productivos como imprescindibles. La estiba fue uno de ellos y en medio de una situación sanitaria anómala y sin precedentes, nosotros, junto a otros muchos profesionales del sector portuario y logístico, proporcionamos normalidad.
Una normalidad que ha ido regresando poco a poco a nuestros puertos a pesar de las dificultades a las que nos hemos tenido que enfrentar. El año que ahora dejamos atrás se ha comportado mejor que el 2020 pero no hay que perder de vista dos factores que condicionan la lectura de los datos: por un lado, las nuevas amenazas que afectan a la economía y a nuestro sector, y por el otro, que los tráficos se han ido recuperando, pero aún queda camino por recorrer.
Un camino que no será de rosas en el 2022 pero que, esperemos, sea el de la vuelta definitiva a la normalidad pese a los inquietantes contratiempos y a los retos que debemos afrontar, tales como el incremento de los costes derivados de la inflación, entre ellos los costes energéticos, y las disrupciones en la cadena logística a causa de la congestión del tráfico marítimo a nivel mundial o la necesaria seguridad jurídica y el compromiso de nuestras empresas con la sostenibilidad medioambiental.

Sin duda, el precio de la energía y los combustibles va a condicionar el futuro del sector de la logística y, por supuesto, el de la estiba. El incremento desorbitado del coste de la electricidad en España puede llegar a mermar la competitividad de nuestras empresas, una realidad que ya hemos venido acusando en este 2021.
Una problemática que se une a los meses complicados que han vivido todos los eslabones de la cadena logística a nivel mundial pues a las habituales fluctuaciones de la oferta y la demanda, se han unido crisis puntuales como la del Canal de Suez o los cierres de los puertos chinos por brotes del Covid-19. Una tensión que no es nueva pero que ha provocado un desajuste en el comercio marítimo mundial que, de momento, no se ha dejado sentir demasiado en nuestros puertos, pero a la que debemos prestar atención.
El 2022 es el año en el que debería culminar el proceso de liberalización de la estiba iniciado tras la sentencia del TJUE del 11 de diciembre del 2014. En ANESCO creemos en el diálogo, en la negociación, en la búsqueda de acuerdos y en la participación para impulsar la competitividad de nuestros puertos y, en este sentido, esperamos que tras la culminación del marco jurídico nos dotemos de la ansiada seguridad y estabilidad.
El 2022 es el año en el que debería culminar el proceso de liberalización de la estiba iniciado tras la sentencia del TJUE del 11 de diciembre del 2014. En ANESCO creemos en el diálogo, en la negociación, en la búsqueda de acuerdos y en la participación para impulsar la competitividad de nuestros puertos y, en este sentido, esperamos que tras la culminación del marco jurídico nos dotemos de la ansiada seguridad y estabilidad.
Tampoco hay que olvidar que uno de los retos a los que llevamos años haciendo frente es el de la sostenibilidad ambiental. Nuestras empresas han asumido ese compromiso y trabajan en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de sus operaciones, pero el desafío que se nos presenta en el futuro es aún mayor, esto es, cumplir con el objetivo marcado por la UE de reducir esos gases en al menos un 55% de aquí a 2030. El paquete legislativo Fit for 55 era necesario, pero también tendrá un impacto negativo pues la propuesta inicial relativa a los derechos de emisiones penalizará a los transbordos de los puertos del Sur de Europa y acarreará una pérdida considerable de competitividad.
Estos son algunas de las amenazas más importantes que se ciernen sobre la competitividad de nuestros puertos, necesaria para seguir generando riqueza y empleo. Creemos que el sector de la estiba tiene que avanzar hacia el futuro y el futuro pasa por la digitalización y la automatización y también por la formación y la mejora de la empleabilidad. En este sentido, en ANESCO nos llena de orgullo que nuestros asociados hayan recibido este año el premio “Formación y empleo 2021” del Clúster Marítimo Español, un galardón que pone de manifiesto su compromiso con el fomento del empleo y la promoción de acciones formativas dirigidas al personal estibador y a los profesionales de nuestras empresas asociadas. En este sentido, cabe recordar que nuestros socios están presentes en los principales puertos de España y durante el año 2020 contrataron más de 1.300.000 jornadas de trabajo de estibadores, lo que equivale a más del 75% del empleo que genera el sector.
El Informe sobre el Transporte Marítimo 2021 de la UNCTAD reconoce que el 2021 ha sido el año de una incipiente recuperación, pero también dibuja un panorama de presiones sin precedentes en las cadenas de suministro mundiales, de dramáticos repuntes en las tarifas de los fletes, de importantes subidas de precios en el horizonte para consumidores e importadores y de posibles cambios en los patrones comerciales debido a las tensiones comerciales y a la búsqueda de una mayor resiliencia. Y ese es nuestro empeño y nuestro deseo para el 2022, una mayor resiliencia, ser capaces de dotarnos de la estabilidad que nos permita mejorar nuestra competitividad para no perder oportunidades en el mercado marítimo internacional.