Barakaldo homenajea a su hijo predilecto, el marino Juan de Zubileta

El marino baracaldés Juan de Zubileta ha sido homenajeado en su municipio de origen en un acto que se enmarca en los actos del quinto centenario de la primera circunnavegación de la tierra globo terrestre. Y con tal motivo se ha inaugurado una escultura del globo terrestre en la que se ha grabado el itinerario de la expedición de Juan Sebastián Elkano. Otras dos gemelas se han instalado en Bermeo y Bilbao y siembran la ruta de actos que culminarán con un gran evento el próximo 6 de septiembre, fecha del regreso de la expedición de Magallanes-Elkano.

La jornada arrancó con la presentación del presidente de la Asociación Vizcaína de Capitanes de la Marina Mercante AVCCMM, Javier Zarragoikoetxea, quien dio paso a la intervención de la Alcaldesa de Barakaldo, Amaia del Campo Berasategi. Tras la inauguración de la escultura, tomó la palabra el concejal Gorka Zubiaurre, antes de dar paso a la conferencia sobre “La contribución más joven de los vecinos de la villa de Barakaldo a la primera vuelta del mundo”, impartida por Daniel Zulaika.

Gorka Zubiaurre, Amaia del Campo, Javier Zarragoikoetxea, Aitor Etxebarria y Daniel Zulaika

La clausura del homenaje corrió a cargo del Director de Puertos y Asuntos Marítimos del Gobierno Vasco, Aitor Etxebarria. En el acto estuvieron presentes también el comandante naval Luis Gómez de Olea, y Ricardo Barkala, presidente de la Autoridad Portuaria de Bilbao, una de las entidades patrocinadoras del evento y presidente de la Fundación Puerto y Ría de Bilbao, de la que Barakaldo es miembro junto al resto de municipios ribereños.

Homenaje de su pueblo natal

Este no es el primer homenaje que se realiza a Juan de Zubileta en su pueblo natal, puesto que en 2019 fue nombrado como “hijo predilecto” para resaltar la «odisea llevada a cabo por tal ilustre marino barakaldés», según dijo Amaia del Campo. Añadió la alcaldesa que «Barakaldo es tierra de personas emprendedoras y de grandes cambios, y eso es lo que representa esta gran bola del mundo”. Se trataba de “un simple paje que ante las incertidumbres y las ansias de aventura se atrevió a surcar los mares durante el siglo XVI cuando todo era desconocido y estaba por descubrir; asumió riesgos y sacrificios. Ahí se denotaba ya su carácter barakaldés», apostillo la alcaldesa.

Amaia del Campo dijo que, al igual que Juan de Zubileta, “muchos barakaldeses que partieron de aquí por diferentes motivos” al igual que Barakaldo ha acogido a muchos otros inmigrantes que “históricamente hemos acogido en nuestro pueblo». Adelantó una serie de nuevos actos a lo largo del año próximo «para conmemorar y tener siempre presente no solo esta gran hazaña que nos abrió al mundo, sino también que un barakaldés forma parte de ella».

Las inclemencias del tiempo no desanimaron a la asistencia al homenaje al marino balakaldés

Los 3 Juanes

Según el experto Daniel Zulaika, Juan de Zubileta nació en Barakaldo, en el barrio de la margen izquierda del río Cadagua. Era hijo de Martín Ochoa de Zubileta y de su mujer Sancha. Un muchacho instruido para la época, pues sabía leer y escribir, se embarcó como paje en la nao “Victoria”, la única que regresó cuando Zubileta, ya con 18 años, llegó a tomar tierra en Sanlúcar de Barrameda.

El cometido de los pajes, grumetes de segunda, era el mantenimiento del barco, ocuparse de las cocinas, atender a los señores y controlar el tiempo “en relojes de arena” para marcar correctamente la navegación. Juan de Zubileta realizó “un viaje a los infiernos” con tres años sin pisar tierra ni salir de la nao y sobreviviendo a dos epidemias de escorbuto. De todos los marineros vizcaínos que embarcaron, sólo cuatro regresaron (los tres juanes junto a Juan de Acurio y Juan de Arratia), siendo Zubileta el más joven.

En el proceso de Badajoz sobre la muerte de Magallanes declararon algunos de los supervivientes, y entre ellos estaba Juan de Zubileta, quien firmó una declaración, clara y precisa. Según explicó Daniel Zulaka, en la liquidación del sueldo, Zubileta recibió una pequeña fortuna para la época: 38.756 maravedís de los cuales 16.478 correspondían al sueldo y 22.286 a quintaladas, una forma de remuneración suplementaria, por la que cada tripulante disponía de un espacio en el navío en el que podía llevar mercancías para ser intercambiadas, por especias en este caso, que traían en estos mismos espacios.