Apenas cinco minutos bastaron en Bruselas para oficializar la separación anunciada entre la Unión Europea y el Reino Unido (Brexit). En el lado británico se ha completado todo el recorrido parlamentario en tan sólo 14 horas para convertirse en ley. Tras una tortuosa negociación, en menos de un día se ha formalizado el divorcio de una unión de 47 años.
El acuerdo histórico, alcanzado la pasada Nochebuena, ha sido rubricado oficialmente en la mañana del miércoles en Bruselas por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Los papeles firmados viajaron a Londres por avión para ser firmados por el primer ministro británico, Boris Johnson, y fue validado por la Cámara de los Comunes con un respaldo de 521 votos a favor y 21 en contra. A continuación, la Cámara de los Lores también dio por bueno el acuerdo y, finalmente, la Reina Isabel II, como Jefa del Estado, oficializó con su firma su conversión en Ley. Así, el “Acuerdo de Comercio y Cooperación entre la Unión Europea y el Reino Unido” entra en vigor de forma provisional hasta su ratificación oficial por el Parlamento Europeo, cuya reunión está prevista la tercera semana de enero.
Derechos y obligaciones
El Acuerdo de Comercio y Cooperación entre la Unión Europea y el Reino Unido comprende temas como el comercio de bienes y servicios, el comercio digital, la propiedad intelectual, la contratación pública, la aviación y el transporte por carretera, la energía, la pesca, la coordinación de la seguridad social, la aplicación de la ley y la cooperación judicial en materia penal, la cooperación temática y la participación en programas de la Unión, como la defensa.

Según destaca la Comisión, el texto se sustenta en disposiciones que garantizan la igualdad de condiciones y el respeto de los derechos fundamentales y confiere derechos y obligaciones a los firmantes respetando plenamente su soberanía y autonomía normativa. Se regirá por un marco institucional sobre su funcionamiento y aplicación, así como por mecanismos vinculantes de solución de controversias y de aplicación.
El Acuerdo ampara la integridad del mercado único y la indivisibilidad de las cuatro libertades (personas, bienes, servicios y capitales). Refleja el hecho de que el Reino Unido abandona un ecosistema de normas comunes, supervisión y mecanismos de ejecución, y por tanto ya no podrá disfrutar de los beneficios de pertenecer a la Unión Europea o al mercado único.
Los 27 quieren que el acuerdo proteja la integridad del Mercado Único y la integridad del ordenamiento jurídico europeo, pero no desean que un “no miembro” disfrute de las mismas ventajas que tienen los socios: “el Acuerdo no igualará en ningún caso las ventajas significativas de las que disfrutó el Reino Unido como Estado miembro de la Unión”.