Han sido necesarios cuatro años de trámites para que los antiguos cargaderos de mineral, elementos icónicos del patrimonio industrial y portuario vasco, sean considerados -en parte- como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de monumento. El Consejo de Ministros ha aprobado esta declaración para el cargadero Nº5 y de los restos de los cargaderos nº3 y nº4 de la compañía Orconera Iron Ore CL de Barakaldo, en la Ría de Bilbao. De momento no se ha conseguido la misma calificación para otros dos elementos similares: el cargadero de la firma Sefanitro, el más moderno, y el de la compañía Franco-Belga, restaurado en 2002.
El de Orconera y el de Dunston Staiths de Gateshead (Reino Unido), son los dos únicos cargaderos de estructura sumergida de madera del siglo XIX que se considera quedan en pie en el mundo. La declaración ahora aprobada llega tras la solicitud de apertura de expediente de protección por parte del Gobierno Vasco, que no tiene competencias en materia portuaria, el Ayuntamiento de Barakaldo, la Autoridad Portuaria de Bilbao, la Fundación Museo de la Minería del País Vasco y la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública (AVPIOP) al Ministerio de Cultura y Deporte.
Acuerdo del 2019
El Gobierno Vasco, la Autoridad Portuaria de Bilbao y el Ayuntamiento de Barakaldo, municipio en el que se encuentran situados los cargaderos dentro de la zona de servicio portuaria, firmaron un acuerdo institucional a tres bandas que incluyó un análisis de la singularidad y relevancia histórico-artística y arquitectónica de los antiguos cargaderos de mineral, así como de la viabilidad para su rehabilitación y conservación. Cabe recordar que de los 23 cargaderos que llegaron a existir, en la actualidad sólo se conservan tres.

El acuerdo del 2019 fue presentado por el presidente de la Autoridad Portuaria, Ricardo Barkala, la alcaldesa de Barakaldo, Amaia del Campo, y Bingen Zupiria, consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno vasco, departamento que ha comprometido una partida de 550.000 euros en el presupuesto del 2023 para la restauración del cargadero ahora catalogado como BIC.
Una vez reconocido su valor por el Ministerio de Cultura, se podrán tramitar ayudas a la financiación de trabajos de rehabilitación, conservación o enriquecimiento de bienes inmuebles del Patrimonio Histórico Español, dentro del Programa “1,5% Cultural”, que es parcialmente sufragado por la Autoridad Portuaria de Bilbao por medio de las inversiones anuales en obras portuarias.
A posteriori, se establecerán fórmulas de cesión, explotación y gestión municipal de los bienes rehabilitados para facilitar su conservación e interacción con los vecinos de Barakaldo en el ámbito de las gestiones del municipio. Se contempla también una eventual desafectación de bienes portuarios para la integración de los mismos bajo la gestión municipal. Así podrán ser visitados por el público y dedicarlos al disfrute de los ciudadanos.
Tres de veintitrés
Durante el siglo XIX hubo 23 cargaderos desde Olabeaga hasta la actual dársena de la Benedicta por la gran actividad minera y exportadora del hierro que existió entorno a la Ría. El transporte ferroviario, así como las necesidades de carga de los propios buques y las mareas, definieron un tipo de cargadero que caracterizó y configuró los límites de la Ría de Bilbao, construyendo una composición paisajística con gran carga y valor histórico e identitario.

Los embarcaderos de Lutxana, en Barakaldo, representan hoy una sucesión de muelles de carga a lo largo de aproximadamente 500 metros de la ribera izquierda de la Ría de Bilbao. Están emplazados sobre un suelo de naturaleza urbana que forma parte del dominio público portuario en un tramo de la ría de Bilbao.
Desde el punto de vista del Patrimonio Cultural esos elementos constituyen un Conjunto Monumental de gran interés integrado por las diferentes estructuras de carga-descarga que todavía hoy se reconocen, con diferentes estados de conservación y transformación, derivados de su historia constructiva y de uso. Por un lado, se encuentran los cargaderos de la compañía Orconera, construidos en madera, por otro el cargadero de hormigón de la empresa Sefanitro, y en tercer lugar el cargadero de la compañía Franco-Belga, así como el muro de encauzamiento original de la ría construido en piedra sillar con sus escaleras y rampas de acceso.
Los cargaderos son uno de los escasos restos que se conservan y dan testimonio de las grandes instalaciones industriales que se extendían por la margen izquierda de la Ría del Nervión desde finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX. El grupo de cargaderos de la Orconera constituyen en origen un conjunto de instalaciones de carga-descarga de mineral para la empresa que consiguió mayor producción de mineral de la cuenca. Su función era facilitar el embarque del mineral de hierro para su exportación a las siderurgias europeas a través del puerto de Bilbao.