Europa se compromete con el desarrollo del Corredor Atlántico y la Comisaria Europea de Transportes, Adina Vălean, reclama trabajo conjunto a las regiones concernidas. Esta es la principal conclusión de la reunión telemática mantenida por el Lehendakari Iñigo Urkullu y el Presidente del Consejo Regional de Nueva Aquitania, Alain Rousset, para analizar los -exiguos- avances en esta infraestructura ferroviaria que incluye más de 8.200 kilómetros de trazado para unir cuatro países: Alemania, Francia, España y Portugal.
Esta reunión a tres pretende reforzar la presión sobre el calendario francés, que no prevé la interconexión por la frontera franco-española hasta 2042, contraviniendo el acuerdo para que la interconexión Burdeos-Hendaya-Vitoria, que forma parte de la red central del Corredor Atlántico, esté terminada en 2030. Los presidentes Urkullu y Rousset han compartido con la Comisaria su “profunda preocupación” por el estado de la interconexión transfronteriza del Corredor Atlántico entre España y Francia. El desinterés crónico de Francia por incrementar sus conexiones de cualquier tipo (energéticas, eléctricas, gasísticas o viarias) con el Sur es evidente y aún más palpable en el sector ferroviario, donde se ha dilatado todo lo posible la interoperabilidad por el Mediterráneo y ahora se pospone dos décadas la conexión atlántica.
Para conectar los centros regionales e internacionales y hacer frente a los retos de una movilidad sostenible y con bajas emisiones de carbono para pasajeros y mercancías dentro de Europa, dicen los responsables vasco-aquitanos que “es imprescindible desarrollar una red europea” de transporte interconectada, interoperable y estructuradora. En este sentido, ambos mandatarios han subrayado la necesidad de construir, respetando siempre totalmente las directrices europeas, una nueva línea de alta velocidad hasta la frontera, que una la línea Burdeos – Dax con la Y vasca, porque las mejoras de la línea convencional son insuficientes.
En este sentido, se han congratulado por el apoyo financiero que ha concedido la Unión Europea a los estudios para la nueva línea Burdeos-Dax, así como para la Y vasca y por el “decisivo avance” del Gran Proyecto Ferroviario del Sur Oeste (GPSO) en estos últimos meses, en cuyo Consejo de Vigilancia está ahora presente el coordinador europeo del Corredor Atlántico, Carlo Secchi.

Tomar medidas
Alain Rousset e Iñigo Urkullu han insistido a Adina Vălean en que se hace imprescindible que la Comisión Europea “tome todas las medidas a su alcance” para que los Estados miembros y todas las administraciones afectadas cumplan “en tiempo y forma” las obligaciones impuestas por el Reglamento RTE-T, y para que el core network del Corredor Atlántico esté terminado en 2030 dentro de los parámetros de interoperabilidad.
El Corredor Atlántico ferroviario es una infraestructura decisiva para aumentar la transferencia modal de mercancías al ferrocarril, liberando capacidad en las líneas convencionales y se convertirá en “el gran proyecto estructurador” del suroeste de Francia y de la Península Ibérica en la primera mitad de este siglo, según los presidentes vasco-aquitanos.
La construcción de la línea de alta velocidad Burdeos-Dax – Y Vasca tendrá un efecto importante en el cambio modal en favor del transporte ferroviario, gracias a la transferencia al ferrocarril de una parte muy importante de los trayectos que actualmente se realizan por carretera, en coche y camión, o en avión, lo que conllevará además una reducción de las emisiones de CO2.
Urkullu y Rousset han recordado a Vălean la aprobación de la Declaración de Cardiff de los miembros de la Comisión Arco Atlántico, en mayo, y la Declaración de Bilbao de las Cámaras de Comercio Atlánticas, en junio, donde los miembros piden a las instituciones de la UE y a todas las instituciones implicadas que “hagan todo lo posible” para que la red principal del Corredor Atlántico, incluida que la entrada en servicio de la nueva línea entre Burdeos y la Y vasca, esté finalizada de acuerdo con el calendario de la Comisión Europea, en 2030.