La anunciada deslocalización de China generará oportunidades en el mercado de carga de proyectos, gracias al traslado del centro de producción cerca de los mercados consumidores de fábricas en diferentes países.
La deslocalización se define como una situación en la que la producción se traslada a países o zonas geográficas donde las compañías tienen costes más bajos. Históricamente, China es uno de los países receptores de las empresas que deslocalizan su producción. Las grandes cadenas de producción se han venido trasladando desde los países industrializados de Occidente a economías como la china. Este movimiento de los principales centros de producción ha dado lugar a unas cifras de crecimiento tan espectaculares que han superado con creces el aumento económico de la Unión Europea y Estados Unidos.
Ahora, sin embargo, parece que los papeles se han cambiado y es la propia China la que se ve afectada. Esta reubicación traerá consigo nuevas oportunidades. El Head of Iberia branch de Wallenius Wilhelmsen Ocean, Raoul Vega, señala que esta deslocalización a la inversa “generará oportunidades en el mercado de carga de proyectos debido a la construcción de fábricas en diferentes países”, precisando que, por ejemplo, en Alemania ya hay proyectos muy avanzados en este sentido. La naviera Wallenius Wilhelmsen Oean, que transporta por vía marítima carga rodada, carga fraccionada y sobredimensionada, según Vega, se verá favorecida por todo ello, ya que “la construcción de fábricas de automóviles requieren el transporte de maquinaria de gran tamaño, al igual que la que necesitan los fabricantes de baterías”.
No obstante, Vega señala que en China también se está produciendo un verdadero boom de producción, lo que califica como “un gran problema político, estratégico y logístico”. Este incremento, según el jefe de Wallenius Wilhelmsen Iberia, está motivado porque “grandes fabricantes de automóviles como Tesla, por ejemplo, producen en China porque es el mayor productor de baterías del mundo”.
En ese sentido, la dependencia existente del gigante asiático puede representar una importante oportunidad de progreso para los países socios de China, pero para la gran mayoría del planeta se podría considerar un peligro. Los confinamientos decretados en el gigante asiático por el Covid-19 y el bloqueo de la actividad industrial en las ciudades y el cierre de sus puertos, pueden traer importantes consecuencias a nivel mundial.

Así, hechos como el cierre de puertos en China o el bloqueo del Canal de Suez, entre otros, según el Head of Iberia branch de Wallenius Wilhelmsen Ocean, Raoul Vega, son “accidentes logísticos” y añade que el problema de fondo “es que China se ha convertido en la fábrica del mundo, sobre todo en sectores muy estratégicos”.
Un ejemplo de ello es que China es el mayor fabricante de baterías del mundo y un número importante de plantas de baterías que se construirán en los próximos años estarán allí. Lo mismo ocurre con el sector de la automoción, donde el país asiático es el mayor productor mundial. Por poner un ejemplo, Raoul Vega, indica que el mundo del roro hace 20 años se concentraba principalmente en Japón y Corea, sin embargo, en la actualidad, toda la producción de coches y baterías se concentra en China, debido al auge de los vehículos eléctricos e híbridos fabricados en el país asiático. “Las exportaciones chinas”, dice Vega, “pueden ocupar 100 buques, pero las importaciones en China o sus alrededores son un 50% menos, y el número de buques es mucho menor”. Todo ello “ha provocado un enorme desequilibrio del que somos conscientes”.
El cierre de puertos en China o el bloqueo del Canal de Suez, entre otros, según el Head of Iberia branch de Wallenius Wilhelmsen Ocean, Raoul Vega, son “accidentes logísticos” y añade que el problema de fondo “es que China se ha convertido en la fábrica del mundo, sobre todo en sectores muy estratégicos”.
Además del sector del automóvil, industria que según los expertos de Wallenius Wilhelmsen el próximo año alcanzará las ventas de los niveles prepandémicos, la naviera también opera en diferentes segmentos. Entre estos destaca el ferroviario, motivado por la aparición en la actualidad de nuevas generaciones de trenes y una mayor necesidad en países como Estados Unidos o Chile de desarrollar y potenciar el transporte público. Según Raoul Vega, en esta área de carga “es donde Wallenius Wilhelmsen tiene más potencial, siendo nuestro principal segmento”.
Igualmente, Vega subraya que la naviera está en constante contacto con el sector energético, que según él “tiene unas necesidades inmensas”, pues la constante construcción de centrales eléctricas incluye el transporte de generadores o grandes transformadores. Pero, además, el sector se ha visto impulsado por los recientes conflictos que ha atravesado el mundo en los últimos años.
Otros de los mercados que cabe destacar es el del transporte de equipos de petróleo y gas. Según el responsable de Wallenius Wilhelmsen Iberia, se trata de “un mercado muy oportunista”. En este sentido, en la actualidad el mundo se enfrenta a una escasez de gas debido a la guerra entre Rusia y Ucrania y existe una gran necesidad de “restablecer los yacimientos de petróleo y gas en Irak para poder sustituir al ruso”, hecho que podría suponer también una oportunidad para la compañía.

Conviene añadir que además de estos segmentos nombrados, existe un mercado como es el de la maquinaria en general, “que funciona perfectamente”, añade Vega.
Respecto a España, y en referencia al ámbito ferroviario, Wallenius Wilhelmsen trabaja con varias empresas en Barcelona y Santander, aunque según Vega “ahora vemos que también hay mercado en México”. Además, la naviera trabaja con empresas energéticas de la Península. Y es que España, destaca Vega, “tiene mucha industria”. Por ello, Wallenius Wilhelmsen carga más carga estática que coches en volumen en la Península. Según Vega, “fuera de la Península cargamos un 35% de carga estática y un 65% de coches en volumen, pero aquí en España ocurre lo contrario”.