
Ricard Rodríguez-Martos
Director de Stella Maris
Cada año, desde 1998 se celebra el 21 de noviembre al El Día Mundial de la pesca.
Con este motivo, desde Stella Maris Internacional, el cardenal Michael Czerny hace este año un escrito cuyo contenido aquí resumimos, en el que destaca que la pesca, a todos los niveles, ha sido y es una profesión dura y que en muchas partes del mundo las comunidades de pescadores se encuentran en una situación de sufrimiento, dándose graves problemas de condiciones de vida y trabajo a bordo, así como de competencia desleal, que representan una amenaza para la supervivencia del oficio, sobre todo para aquellos barcos pesqueros que son propiedad de una familia. Por otra parte, observa que hay dificultades de relevo generacional a los que hay que añadir la crisis climática, que hace que también el mundo de la pesca sea cada vez más frágil y precario.
Hace, por tanto, una llamada a salvaguardar el medio ambiente marítimo y los puestos de trabajo y a respaldar las comunidades de pescadores.
Cherny pone de manifiesto que la sensibilidad ecológica es importante para la protección de la calidad de las capturas y para el cuidado de los mares y de los océanos. La pesca que destruye el ecosistema marino va en detrimento del trabajo de los pescadores, que saben muy bien lo importante que es el cuidado del mar para que su negocio pueda tener un futuro.
Constata también en los últimos meses, a nivel mundial, muchos factores que están poniendo en peligro la pesca artesanal, favoreciendo a quienes explotan la mano de obra y actúan con injusticia, llevando a veces a los mercados, pescado capturado en ambientes insalubres y por trabajadores mal pagados. Como recuerda el Papa Francisco, «el agotamiento de las reservas ictícolas perjudica especialmente a quienes viven de la pesca artesanal y no tienen cómo reemplazarla» (Encíclica Laudato SI, 48).
Finaliza diciendo que el Día Mundial de la Pesca nos impulsa a dar gracias a los pescadores y sus familias, por su trabajo valioso, por el cuidado con que muchos de ellos mantienen el mar limpio de plásticos y materiales contaminantes, cosa que el Papa Francisco ha mencionado en numerosas ocasiones, destacando que la pesca alimenta a muchas poblaciones en todo el mundo y que por ello también necesitamos que el gesto de echar las redes se renueve cada día, aunque con profundo respeto por la generosidad de la creación.
Creo pues que este día debe ser motivo, también a nivel del puerto de Barcelona, de un reconocimiento a la gran labor que realizan tanto los pescadores como su Cofradía, “echando las redes” incansablemente día tras día y comprometidos con el cuidado y respeto al medioambiente marítimo.