De Trump a Ucrania: un cambio estructural en el escenario internacional 

La política exterior de Trump dio un giro radical: de retirar las tropas de Siria, a centrarse en frenar el avance ruso y chino en Eurasia.

Los recientes acontecimientos de los últimos años han puesto de manifiesto que el mundo experimenta una creciente escalada de tensión en diversos ámbitos y se enfrenta a una situación geopolítica de gran complejidad. 

Es preciso comenzar destacando dicha escalada, la cual podría decirse que se inició en los Estados Unidos de América con la llegada de Donald Trump a la presidencia, periodo en el que el mundo daría un giro completo respecto a como lo conocíamos hasta ahora.

Tras ganar las elecciones presidenciales el 8 de noviembre del 2016, Donald Trump conformó un gabinete que rompió todos los esquemas, como lo demuestra la incorporación de Steve Bannon, el “ideólogo” del magnate, nombrado estratega jefe y miembro del Consejo de Seguridad Nacional. A partir de entonces, el presidente estadounidense inició una etapa de ruptura con todos y con todo.

Así, la nueva política exterior de Trump comenzó a centrarse en reducir la responsabilidad de ser un “árbitro mundial”, concentrándose en su eslogan de campaña “America First” y persiguiendo la reindustrialización del país. Esto parecía implicar una política menos intervencionista y más aislada en los asuntos internacionales. Al mismo tiempo, muchas de sus políticas exteriores cambiaron radicalmente, como “dejar” su intervención en Siria contra el Estado Islámico, por ejemplo, para centrarse en frenar el avance ruso y chino en Eurasia.

A partir de su primer día como presidente de los Estados Unidos, Trump inició la implementación de lo que había anunciado a lo largo de la campaña electoral respecto a los tratados de libre comercio en los que participa, o participaría, Estados Unidos, así como sus políticas económicas exteriores. 

Con todo ello, Donald Trump anunció su intención de imponer aranceles a los productos chinos por valor de 50.000 millones de dólares, que según él era “una respuesta a las prácticas comerciales desleales de China a lo largo de los años”. En represalia, el Gobierno de China también impuso aranceles a más de 128 productos estadounidenses. La guerra había comenzado, pero no solo con China, sino con muchos otros países, en particular la Unión Europea, la cual tenía grandes dificultades para tener una relación sana con Estados Unidos.

En este sentido, según Antonio Llobet, presidente del Consejo General de Colegios de Agentes de Aduanas y Representantes Aduaneros de España, la guerra comercial entre Estados Unidos y China tuvo un impacto en la Unión Europea debido a que, en ese momento, “se impusieron altos aranceles a diferentes productos europeos, al igual que la Unión Europea también los impuso a los productos americanos”. 

Sin embargo, hay que añadir que la situación ha cambiado poco desde la llegada de Joe Biden a la presidencia, ya que el actual presidente estadounidense está siguiendo la senda de no depender comercialmente del gigante asiático. Incluso parece ir un paso más allá, al afirmar en las últimas semanas que Estados Unidos estaría “preparado” para defender a Taiwan “si China ataca”. 

Antonio Llobet, presidente del Consejo General de Colegios de Agentes de Aduanas y Representantes Aduaneros de España

“Los productos que más han sufrido el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania son los derivados de la tecnología, aunque la guerra actual no tiene una implicación directa en términos de actividad aduanera”.


Además, no podemos dejar de lado la guerra en Ucrania, donde Estados Unidos se enfrenta “indirectamente” a Rusia. En este sentido, la ayuda militar con sello estadounidense y europeo no ha tardado en llegar al país ucraniano, así como la ayuda económica y las sanciones contra Moscú. Así pues, la invasión militar de Rusia en Ucrania representa un cambio en la escena internacional que modificará toda la dinámica geopolítica.

Por lo tanto, el aumento de la tensión política impactará en la economía a través del precio de las materias primas, los lazos comerciales y la inestabilidad financiera, y ya podemos ver el impacto más directo en forma de una mayor subida del precio del petróleo y del gas natural. En ese sentido, el país liderado por Putin cuenta aún con un as en la manga, ya que sigue siendo uno de los principales proveedores de gas a Europa y sabe perfectamente que buscar nuevos proveedores a corto plazo es misión imposible.

Antonio Llobet también se refiere a las restricciones con Rusia, y señala que, en la actualidad, debido a la guerra, los productos que más han sufrido el conflicto son los derivados de la tecnología. Sin embargo, matiza que la guerra actual no tiene una implicación directa en términos de actividad aduanera. Respecto a la guerra en Ucrania, eso sí, Llobet afirma que “crea una enorme incertidumbre”.

En este sentido, desde el inicio de la guerra, la Unión Europea ha dictado nuevas normas sobre sanciones económicas, financieras y comerciales, que se han traducido en nuevas restricciones al comercio de bienes con Rusia. 

Por ejemplo, entre otras medidas, en lo que respecta a las exportaciones rusas, el Reglamento (UE) 2022/328, de 25 de febrero del 2022, por el que se modifica el Reglamento (UE) 833/2014 relativo a las medidas restrictivas motivadas por las acciones rusas que desestabilizan la situación en Ucrania, establece las siguientes disposiciones:

“Según los artículos 2 y 2 bis, la venta, el suministro, la transferencia o la exportación, directa o indirectamente, a cualquier persona física o jurídica, entidad u organismo en Rusia, o para su uso en este país, con fines militares o no, de los siguientes bienes: productos y tecnología de doble uso y, productos y tecnología que puedan contribuir a la mejora militar y tecnológica de Rusia, o al desarrollo del sector de la defensa y la seguridad, sean o no originarios de la Unión. Asimismo, se prohíbe la prestación de asistencia técnica, servicios de intermediación, financiación o asistencia financiera en relación con los productos y tecnologías mencionados a cualquiera de los destinatarios y para los fines mencionados”. 

En conclusión, los efectos de las políticas comerciales americanas, los efectos de la pandemia y los impactos del conflicto armado en los escenarios económicos ya se están dejando sentir y podremos ver sus primeras consecuencias próximamente. Además, la guerra provocará la reformulación de las exportaciones, importaciones, transporte y logística de los países vecinos, así como de las políticas de acción exterior, energética, y de defensa, que acabarán trasladándose al escenario económico. En los próximos meses, la comunidad internacional deberá reaccionar ante las numerosas tensiones geopolíticas, sin dejar de afrontar el aumento de los precios derivado de todo ello.