La pintura “El grumete blanco”, del autor vasco Julián de Tellaeche, se expondrá en Itsasmuseum Bilbao hasta la próxima primavera dentro del programa Obra Invitada, por el que el Museo de Bellas Artes de Bilbao cede temporalmente, cada seis meses, una obra representativa, previamente seleccionada de sus extensos fondos. Se trata de la segunda obra cedida por el Bellas Artes al Itsasmuseum, que ya expuso en sus salas la figura “El timonel”, del escultor Quintín de Torre.
Javier Novo, Jefe de Colecciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao, y Lorea Bilbao, Presidenta de Itsasmuseum Bilbao y Diputada foral de Euskera y Cultura han presentado la cesión temporal del cuadro. También estuvieron presentes en el acto, los directores de Itsasmuseum, Jon Ruigómez y del Bellas Artes, Miguel Zugaza . En la presentación se valoró el acuerdo de colaboración, estable y periódico, refleja la buena sintonía que caracteriza la relación entre ambos museos de la ciudad y que permite hacer más dinámica la propuesta expositiva de Itsasmuseum Bilbao, e invita a contemplar obras de reconocido valor artístico e histórico de la centenaria pinacoteca bilbaína, en un lugar distinto al habitual, en un contexto temático diferente, “generando a su vez, un diálogo innovador y coherente” entre las obras prestadas temporalmente y el resto de las piezas que conforman la exposición.

Entre los proyectos llevados a cabo conjuntamente desde que Itsasmuseum abriera sus puertas hace 16 años, destaca la exposición “El mar en el arte, el arte del mar” (2011), compuesta por una selección de 90 obras cedidas por el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que obtuvo una buena acogida por parte del público y la crítica.
El autor y su obra
“El grumete blanco” refleja todas las características de la pintura de Tellaeche. Formado en Madrid en el academicismo, pronto desechó esta influencia y se trasladó a París en 1902 seducido por la modernidad que se vivía en la capital francesa. Allí se dejó influir por las estéticas postimpresionistas derivadas de plásticas como las de Cézanne y Gauguin, con las que hábilmente conjugó los influjos que estos mismos artistas habían ejercido en pintores catalanes y vascos, como Nonell, Sunyer y Arteta. Con el mar como único tema, Tellaeche -que también fue marinero- sintetizó su naturaleza en tres motivos principales: la gente de mar, las mujeres de la costa y los reflejos lumínicos producidos en los puertos. Dentro de su producción, sobresale la presencia monumental en primer término de unas figuras de medio cuerpo, la instantaneidad de los encuadres, el empleo de una pincelada vibrante, seca, y el uso del cartón como soporte recurrente.