Félix Garciandía, presidente de la Autoridad Portuaria de Pasaia, ha tomado la decisión de “poner el cargo a disposición” de los estamentos que lo nombraron hace dos años y medio. Esta decisión la toma Garciandía después de una reflexión en torno al futuro del puerto y a la falta de apoyos para crear un equipo de trabajo de confianza para afrontar las difíciles circunstancias de futuro de una instalación que “corre riesgo de desaparecer”. El monocultivo de siderúrgicos y vehículos de exportación hipotecan un futuro desarrollo de la infraestructura portuaria.
Un proyecto sólido
Félix Garciandía matiza que la puesta del cargo a disposición “no es una dimisión” sino una apuesta por la renovación de la confianza en su gestión. Es más, señala que “mi intención no es crear problemas” sino, al contrario, esta decisión demuestra “mi intención de seguir colaborando” en el futuro del país. No obstante, el presidente de la APP no se siente respaldado en sus actuaciones y señala como “la gota que colma el vaso” a la dimisión, por segunda vez, del director, César Salvador, y a la imposibilidad de nombrar un equipo de confianza para llevar a cabo las inversiones previstas y afrontar los retos de futuro. Así, Garciandía quiere llevar a cabo, con un equipo que respalde sus actuaciones, “un proyecto sólido, que cuenta con la financiación necesaria y que está aprobado por Puertos del Estado”.
“Necesito crear un equipo que respalde mis decisiones”
“Cuando me ofrecieron la posibilidad de presidir el puerto de Pasaia, fueron la ilusión como pasaitarra y las ganas de trabajar, las que me impulsaron a aceptar el reto y el tratar de responder una pregunta que como gestor siempre me hacía: ¿Hay un futuro para este puerto?” declara Félix Garciandía, para añadir que “el camino ha estado plagado de dificultades”, algunas a nivel interno. Así, se queja de que existía una “estructura de personal anquilosada, con personal ejecutivo fuera de convenio” que le ha complicado la gestión. Declara no haber podido “elegir equipo” y todo ha estado mediatizado, desde dentro y desde fuera, con “excesivas injerencias políticas”. Es por ello que solicita una “mayor autonomía para tomar decisiones a nivel empresarial” y poder crear un equipo directivo que respalde sus decisiones.
Salir de la parálisis
El presidente de Pasaia señala que “veníamos de una parálisis casi total a partir de la renuncia a la construcción del puerto exterior y del desastre de la ejecución de las obras de la Lonja”. Tras su paso por la APP, Garciandía pone en valor algunos de los logros y proyectos en marcha: actuaciones en el Canal de Lezo, nuevas superficies en el puerto, mejora de la intermodalidad, iluminación nocturna, balizamiento, la bancha del oeste y el mareógrafo o la lonja del pescado, entre otros.
Destaca, por su importancia, las actuaciones en el Canal de Lezo para conseguir una mayor navegabilidad, la entrada de buques de mayor porte y a cualquier hora, con independencia de las mareas, así como la reordenación del Muelle de Lezo (frente a Capuchinos), recortando el muelle de los astilleros, y logrando espacio para la maniobra de los grandes buques que ahora operan en la carga de coches. Aquí se han ganado 12.000 metros cuadrados de espacio adicional, en Lezo 0, que se verán ampliados con otros 10.000 metros cuadrados en la antigua Térmica, cuya superficie se destinará a una terminal polivalente.
Otra de sus ocupaciones ha sido el mantenimiento de la actividad en la Lona –la más importante de Euskadi y tercera del Estado- que ha pasado por una serie inacabable de vicisitudes. Hoy, la APP ha recepcionado la obra del nuevo edificio de oficinas y en el debe queda poner en marcha el 40% restante de superficie y la urbanización de los espacios exteriores para disfrute de la ciudadanía.

Un hito ha sido también la actuación en la zona de La Herrera Sur, con la construcción de una nueva nave ocupada por Consignaciones Toro y Betolaza. Y los 7.000 nuevos metros cuadrados de naves cubiertas de La Herrera Oeste.
En el plano de la intermodalidad, Pasaia ha trabajado para ganar metros operativos en la terminal de Lezo-Errentería, muy relacionada con el tráfico de vehículos pero el gran proyecto es la Estación de Pasaia: una infraestructura que permitirá la operativa de trenes de 750 metros y que va ligada al acceso ferroviario a todos los muelles portuarios, con la incorporación del “tercer hilo”. Según Garciandía, se trata de “un proceso complejo, pero asequible” económicamente.
¿Un adiós inminente?
El presidente del puerto de Pasaia insiste en que “yo no dimito” pero su cargo queda ahora en manos del nuevo Gobierno Vasco –que se formará en septiembre- y espera su resolución, que puede ser “un cese”. En su haber, varias empresas de la comunidad portuaria de Pasaia le han mostrado su apoyo y el mismo presidente de Puertos del Estado, Francisco Toledo, se ha puesto en contacto con él para mostrarle su simpatía. En el debe, la Consejera Arantxa Tapia, quien le aupó al cargo, no está satisfecha con sus peticiones de mayor autonomía.
Félix Garciandía, Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Deusto e Ingeniero Industrial por la University of West England, tiene en su horizonte algunas oportunidades laborales como gestor eficaz en la empresa privada.