El puerto de Bilbao muestra los avances en dos grandes proyectos constructivos

Las obras van con tres meses de adelanto y han consumido 74 millones de euros

La Autoridad Portuaria de Bilbao ha decidido mostrar los avances en dos proyectos constructivos casi faraónicos como son las obras de la primera fase del Espigón Central del puerto de Bilbao y los trabajos de estabilización de la antigua cantera de Punta Lucero. Estos trabajos comenzaron en noviembre de 2016 y finalizarán a lo largo de septiembre, tres meses antes del plan inicial previsto, con un importante ahorro económico también sobre las previsiones iniciales.

Para explicar el devenir de los trabajos, compareció el director de la APB, Carlos Alzaga, acompañado por José Luis García Mochales, jefe de construcción y director de la obra. También estuvieron presentes los colaboradores en la misma, Larraitz Bengoetxea, Ignacio González Lacabex y Jesús Cuesta.

Carlos Alzaga, José Luis García Mochales, Jesús Cuesta, Ignacio González Lacabex y Larraitz Bengoetxea, con la cantera de Punta Lucero al fondo

Alzaga destacó que las obras se han englobado en un único contrato atendiendo a ventajas de orden técnico, medioambiental y financiero, dado que han coincidido en el tiempo. Sobre un presupuesto de licitación de 125 millones de euros, el presupuesto global resultante es de 74 millones de euros, de los que la Comisión Europea aporta el 20% del importe, en el ámbito del programa Connecting Europe Facility (CEF), y el resto es sufragado con fondos propios de la Autoridad Portuaria de Bilbao. De este importe total, el 11% aproximadamente corresponde a las obras de estabilización de la cantera, es decir, unos 8 millones. Carlos Alzaga comentó que, si bien la parte más visible es la dedicada al nuevo Espigón Central, la estabilización de la cantera se ha hecho necesaria para salvaguardar la seguridad de las personas y las empresas situadas al pie de la misma.

Primera fase del Espigón Central

Con el puerto registrando un 90% de ocupación en sus terrenos, las obras de la primera fase del nuevo Espigón Central han permitido ganar al mar 360.000 metros cuadrados de superficie y 1.218 metros de nueva línea de atraque, con un calado de 21 metros. La superficie obtenida supondrá algo más de la mitad de los 600.000 metros cuadrados que tendrá el muelle una vez concluido. 

La obra ha sido compleja y ha necesitado de varias fases, empezando por la construcción de 22 cajones de 25 metros de puntal, 55 metros de eslora y 17 metros de manga, trabajos en los que se llegaron a emplear hasta 400 personas en tres turnos. Posteriormente, se depositaron 1,5 millones de metros cúbicos de relleno, de los cuales el 50% han provenido de los excedentes derivados por la estabilización de la antigua cantera de Punta Lucero. Finalmente, se extrajo arena de la zona más alejada de dominio portuario, concretamente frente al dique de Punta Lucero. En esta segunda etapa, se han rellenado hasta 6,5 millones de metros cúbicos en las explanadas del nuevo muelle.

Las obras de esta nueva infraestructura portuaria finalizarán a lo largo de septiembre de 2019, quedando pendientes las obras de urbanización que se llevarán a cabo a lo largo de 2020.

Voladura controlada en la cantera de Punta Lucero

Seguridad para la antigua cantera

Los trabajos de estabilización de la antigua cantera de Punta Lucero se han llevado a cabo con el fin de atajar los deslizamientos y desprendimientos de bloques rocosos que se habían ido produciendo en los últimos años. Para garantizar la eficacia y durabilidad de los trabajos, y tras la realización de varios estudios y el asesoramiento de empresas especializadas, se optó por proceder a su saneamiento desde la cota más alta hasta las cotas más bajas, mediante pequeñas voladuras controladas, y otras obras auxiliares. En total, se han llevado a cabo ya 325 voladuras, con una media de unas 10 o 15 al mes, y se estima que falten por realizar otras 5 durante el presente mes de septiembre.

La antigua cantera de Punta Lucero, ubicada en el término municipal de Zierbena, se explotó para suministrar material para la ampliación del puerto de Bilbao desde los años 70 hasta hace unos 20 años, aproximadamente. Desde entonces, no se ha extraído material de la misma, ya que los préstamos de material que han sido necesarios para las infraestructuras portuarias han sido obtenidos de canteras comerciales próximas al puerto, o desde otras obras cercanas.

Presentaba, en su mayor parte, un aspecto estable que sin problemas, excepto en una zona muy determinada por la disposición e inclinación de las lajas de roca y el habitual progresivo deterioro por efectos de lluvias y temperaturas. Los desprendimientos en dicha zona han obligado, por razones de seguridad, a cortar el vial que pasa a sus pies, así como a la disposición de bloques de hormigón para impedir que las rocas que rodaran por la ladera llegaran hasta los depósitos de productos petroquímicos. 

Estas medidas adoptadas tenían carácter provisional y obligaban a acometer actuaciones que dieran una solución permanente al entorno, dotándolo de la seguridad necesaria para el correcto desarrollo de las actividades portuarias, tanto de tránsito de camiones por el vial, como de almacenamiento de graneles líquidos.

Visto el hecho, se decidió hacer un estudio previo de la zona afectada y un desarrollo posterior del mismo para establecer las alternativas que dotaran de estabilidad a la ladera, teniendo en cuenta factores tales como la seguridad y la durabilidad.

En su momento se decidió acometer la estabilización, construyendo nuevos perfiles a una altura aproximada de 170 metros de la ladera en una superficie de 4 hectáreas, dotándolo de taludes de 15 metros de altura y bermas de 5-6 metros de anchura adecuadas para garantizar la seguridad y durabilidad a largo plazo. Este nuevo perfilado se ha realizado mediante la excavación a base de voladuras, donde se han empleado más de 1.000 kilogramos de explosivos, y ha provocado un sobrante de material de hasta 900.000 metros cúbicos que debía ser retirado, transportado y depositado en otro punto, en este caso en el Espigón Central.

Para ello se excavaron dos pozos y un túnel de acceso por donde se ha ido retirando por camiones, evitando el trasiego de hasta 100.000 vehículos pesados.

Todo el proyectos (los rellenos de arenas procedentes del yacimiento marino y el propio muelle, cuentan con su preceptivo Estudio de Impacto Ambiental (AZTI, octubre de 2011) y la correspondiente Declaración de Impacto Ambiental favorable, con fecha de resolución de 17 de abril de 2013. Estos rellenos suponen menos del 15% del total del banco de arena existente en esa zona.