La APS recibe la obra del recinto de hormigón para semirremolques en la ZAL
El puerto de Santander se blinda ante los intrusos y zanja la polémica originada en febrero pasado por la pérdida de algunas conexiones marítimas relacionadas con la inseguridad que provocan los intentos de acceder a los buques con destino a Reino Unido.
Entre las varias medidas tomadas por la Autoridad Portuaria de Santander se encuentra la construcción de un recinto cerrado para el estacionamiento de semirremolques, ubicado en la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del puerto. Se trata de un espacio vallado de unos 10.600 m2, con una capacidad aproximada de 80 plazas, proyectado para garantizar la seguridad. El vallado consiste en un muro perimetral de hormigón de 4,4 metros de altura total y 2 metros de anchura, adjudicado por la APS a la empresa Rucecan en 470.863,33€. La obra ha sido entregada por el constructor y recibida por el contratante y pagador, la APS, en un acto al que asistieron el consejero de Innovación, Industria, Transporte y Comercio, Francisco Martín; el presidente de la APS, Jaime González; la directora de la APS, Cristina López y el jefe del Área de Explotación de la APS, Alberto Rodríguez, además del apoderado de Rucecan, Miguel Ruíz Vélez.
Reducción de las intrusiones
Como se recordará, a finales del pasado mes de enero, la naviera Brittany Ferries decidió cambiar el puerto de origen de sus conexiones con Irlanda desde Santander a Bilbao. Entre las razones esgrimidas, un mayor potencial de volumen de carga desde el puerto vasco pero también la mayor seguridad anti-intrusiones. Bilbao construyó a finales de 2017 un muro -también de hormigón y también de 4 metros de altura- para contener la avalancha de inmigrantes ilegales, sobre todo, jóvenes albaneses que buscaban un punto de accesos a Reino Unido tras el desmantelamiento de la “jungla de Calais”. En esas fechas se pasaron de 60 intrusiones diarias (más de 1.800 por mes) a menos de cinco al día, ante la dificultad de traspasar el obstáculo de cemento y el incremento de la vigilancia. Pero el movimiento de personases imparable y los migrantes cambiaron Bilbao por Santander, donde las medidas de control eran menores.

Los problemas esgrimidos por Brittany Ferries se convirtieron en munición política y el entonces Delegado del Gobierno en Cantabria, Eduardo Echevarría, cargó contra todo y contra todos, provocando la respuesta inmediata de los concernidos. De un lado, se convocó una reunión de urgencia con la presencia de los mandos policiales, los máximos representantes de Puertos del Estado y del puerto de Santander. Posteriormente, se convocó el Comité Consultivo de Protección del Puerto y ya con la nueva Delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, se tomaron algunas medidas de urgencia como la incorporación a las tareas de vigilancia de 9 nuevos policías portuarios y 30 guardias civiles, así como el recrecimiento de la valla exterior del puerto. Con estas medidas, desde la Autoridad Portuaria de Santander se reflejó un descenso de “la mitad” de accesos no autorizados. Ahora, con el nuevo recinto se espera atajar un problema que afecta a la seguridad de las personas y las mercancías, que ya no sólo afectan a la naviera bretona, sino también a la luxemburguesa CLdN que ha inaugurado recientemente conexiones con Reino Unido e Irlanda.