El nuevo muelle de Balears estará listo en septiembre. Tendrá una línea de atraque total de 700 metros y aumentará la capacidad del puerto para recibir cruceristas en mejores condiciones. La infraestructura podrá acoger de 2 a 3 cruceros de forma simultánea.
El puerto de Tarragona alcanzó su récord en la actividad de cruceros en la temporada 2019 con 63 escalas y 135.000 pasajeros, culminando con éxito un trabajo de más de 10 años para conseguir hacerse un sitio entre los puertos de cruceros del Mediterráneo. El año 2020 debería haber sido un año de consolidación de esta posición, pero el parón del sector a causa de la pandemia del Covid-19 ha pospuesto la continuidad de esta excelente trayectoria.
El puerto de Tarragona, como el resto de puertos del Mediterráneo, apostó en primera instancia por adaptarse a las circunstancias elaborando un protocolo sanitario y de seguridad en vistas a salvar la temporada 2020. Para ello fue el primer puerto español en organizar un webinar para abordar el tema y consensuar las medidas a tomar en cuanto se pudiera retomar la actividad de cruceros. El encuentro virtual “Cómo prepararnos como destinación para la llegada de cruceros en el escenario ‘New normal’”, permitió constatar, en junio del 2020, la complejidad de la situación, las dificultades del sector y la incertidumbre en cuanto a su futuro inmediato.
Ante esta situación, el puerto de Tarragona optó por el pragmatismo y orientó sus esfuerzos en preparar las temporadas 2021-2022 trabajando en dos objetivos en paralelo. Por un lado, mantener vivos los contactos con navieras y empresas del sector y, por otro, mantener la inversión en un nuevo muelle para cruceros previsto en su plan de empresa. Se trataba de 30 millones de euros destinados en la construcción de esta nueva infraestructura con el fin de mejorar la capacidad operativa y los servicios a los pasajeros. Todo un reto en esas fechas -en mayo del 2020-, teniendo en cuenta las dificultades que representaba realizar tal obra bajo unas severas medidas sanitarias y con la economía afectada por la pandemia.
Un nuevo muelle para cruceros
Tras poco más de un año, en este mes de septiembre, acabarán las obras del nuevo muelle de Balears. Ubicado entre el dique de Llevant y el muelle de Catalunya, está llamado a ser el revulsivo para la actividad de cruceros del puerto de Tarragona. Esta nueva infraestructura, con una línea de atraque total de 700 metros, aumentará la capacidad del puerto para recibir más visitantes y en mejores condiciones. Este nuevo muelle podrá acoger de 2 a 3 cruceros, ya que en 240 de estos 460 metros de longitud se podrá atracar a ambos lados. Este nuevo espacio, junto con la zona de atraque del Dic de Llevant, significa que las instalaciones tarraconenses podrán acoger de 4 a 5 cruceros simultáneamente y, entre ellos, los más grandes del mundo.
Mientras sobre la nueva superficie de 4 hectáreas de terreno se trabaja intensamente en asfaltar el muelle, la Autoridad Portuaria de Tarragona ya está trabajando en la licitación de la Terminal de Cruceros que deberá albergar esta infraestructura y en los servicios al pasajero que deberá prestar y, de esta manera, culminar la estrategia de Tarragona de avanzar para estar preparados para el retorno con normalidad de los cruceros en el 2022.
De momento, de cara al año que viene la Autoridad Portuaria de Tarragona tiene confirmadas unas treinta escalas, que moverían alrededor de 41.000 pasajeros, unos datos que estarán “en cuarentena a la espera de la evolución de la pandemia”, pero que “permiten ser optimistas si la incidencia de la pandemia remite conforme avanza el calendario”, según comentan los responsables del puerto de Tarragona. Sin embargo, el mercado de los cruceros sigue muy afectado por el parón pandémico y ahora mismo no hay prevista la llegada de ningún buque a Tarragona de cara a las próximas semanas. “No se descarta que en otoño pueda haber alguno, de forma puntual”, afirman las mismas fuentes.
Mientras tanto, las instalaciones para recibir cruceros están listas. El muelle de Balears ya tiene instalados los bolardos para el atraque y los elementos de defensa; las redes de agua, de electricidad, contraincendios y el alumbrado ya están operativos, y en estos últimos días se está rematando la instalación de los puntos de luz. Acaba así una etapa, con la finalización de la obra de una magnífica infraestructura de 27,5 millones de euros de inversión y empieza otra, la de conseguir su pleno funcionamiento en el 2022.