El SIL fue convenciendo a los menos convencidos

Cuando se puso en marcha el primer Salón de la Logística de Barcelona, recuerdo perfectamente que la mayor parte de la gente de nuestro sector no reaccionó inmediatamente de una manera positiva.

Cuando el equipo encabezado por Enrique Lacalle movió cielo y tierra para poner en marcha el primer Salón de la Logística de Barcelona, recuerdo perfectamente que la mayor parte de la gente de nuestro sector no reaccionó inmediatamente de una manera positiva. Y yo tampoco, para ser sincero.

En aquellos momentos yo era director general de Ports i Transports de la Generalitat, y a mi alrededor la gente, los empresarios, me decían: “Ya hay demasiados salones”, “estas iniciativas nos acaban costando dinero”, “la logística es un concepto que todavía no está bastante consolidado”, o “esto es una iniciativa pensada en clave centralista, para apropiarse de la fuerza naciente que tiene la logística en Barcelona y Catalunya”. No había un ambiente claramente favorable a la iniciativa.

Y así se lo fui a explicar al que entonces era conseller de PTOP de la Generalitat (el añorado PTOP, digámoslo claro de una vez), Artur Mas. El que fue presidente del Gobierno de la Generalitat me dejó las cosas claras: “Ahora toca empujar este salón, la logística será uno de los principales motores del crecimiento de Catalunya. Y con este mensaje grabado, fui a ver a Enrique, para ponerme a su disposición para hacer de esta idea una realidad.

Fuimos convenciendo a los menos convencidos. “El SIL es una gran oportunidad para consolidar la posición de Catalunya en el contexto logístico mundial, y el que no esté perderá una gran oportunidad: crecer juntos”.

Y así fue. En el primer discurso que Lacalle hizo en la antigua sede de la Cambra de Comerç de Barcelona, en el paseo Isabel II, el incombustible Lacalle fue capaz de hacer entender a los asistentes de que Catalunya sería logística o no seria, como también fue capaz de recoger en un libro otro incombustible del sector, Ramon Tremosa.

1999: inauguración de la primera edición del SIL

Al cabo de 25 años, pido que no nos perdamos en los detalles: si no fuera por Enrique Lacalle y el apoyo casi milagroso de  Blanca Sorigué, no habríamos visto el nacimiento y la consolidación del principal encuentro logístico (digo encuentro porque ya no es solo una feria, sino que es un evento online, de negocios y conocimiento), no solo del Sur de Europa, sino también de buena parte de América, y de buena parte del mundo civilizado.

Enhorabuena por vuestra constante reinvención. Mucha gente os debemos el éxito logrado en nuestras empresas. Habéis dado luz a la oscuridad, ilusión ante las dudas, y conocimiento frente a las incertidumbres. Gracias, Enrique y Blanca.