La histórica reivindicación de modernización del ferrocarril del Cantábrico ha dado un paso más con la adjudicación por parte del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del contrato de servicios para la redacción del estudio informativo del nuevo tren Santander-Bilbao.
La licitación, de la que ya dimos cuenta hace casi un año, se ha adjudicado a la UTE WSP Spain-Apia-Sener Ingeniería y Sistemas por 1,2 millones de euros –sobre un presupuesto de 1,73 millones- y un plazo de ejecución, prorrogable, de 24 meses.
El proyecto se llevará a cabo en tres fases, comenzando por el estudio inicial de alternativas y su examen técnico, de viabilidad y ambiental, tras el cual se efectuará un análisis multicriterio a través de un ejercicio de síntesis y valoración.
De esta forma se seleccionarán las alternativas más convenientes para su desarrollo en la siguiente fase, atendiendo a criterios como la funcionalidad ferroviaria, la accesibilidad de las estaciones, el tiempo de viaje o las afecciones urbanísticas y ambientales que implican.
Posteriormente, se abordará la elaboración del estudio informativo y del estudio de impacto ambiental, definiéndose las alternativas seleccionadas con el nivel de detalle suficiente para servir de base al proceso de información pública y de audiencia a las administraciones establecido en la legislación.
La tercera fase será para la realización de los trámites de información pública y audiencia a las Administraciones, la redacción del correspondiente expediente y la tramitación hasta finalizar la evaluación de impacto ambiental y aprobar definitivamente el estudio informativo.

El proyecto contempla un ferrocarril competitivo, de velocidad alta y tráfico mixto, que sustituye con ventaja a la conexión de vía estrecha (antes FEVE).
De Santander a Bilbao en 40 minutos
En la actualidad, los 100 kilómetros que separan la capital cántabra y la vizcaína se cubren en alrededor de tres horas mediante una línea decimonónica y aquejada de frecuentes incidentes e interrupciones en el servicio. Con el nuevo trazado, el viaje podría reducirse a unos 40 minutos, algo más para los trenes de viajeros pues se pretende establecer paradas comerciales en Castro Urdiales y Laredo, destinos vacacionales pero también residenciales de una parte de la población vasca.
La línea, mixta para personas y mercancías, con la reducción del tiempo de viaje del trayecto Santander-Bilbao, mejoraría la competitividad del ferrocarril como medio de transporte para esta conexión, avanzando también en la sostenibilidad en la forma de desplazarnos entre ambas comunidades autónomas, con un nuevo medio de transporte competitivo con la carretera pero menos contaminante.
Esta línea permitiría conectar Cantabria con Europa y el Corredor Ferroviario Atlántico a través de la Y Vasca, al tiempo que se avanza en el Corredor Cantábrico-Mediterráneo una prioridad para el puerto de Valencia y cuenta también con el apoyo del puerto de Bilbao para mover de forma eficiente mercancías entre ambas fachadas marítimas. Con esta nueva conexión, también el puerto de Santander saldría ganando, al obtener una vía de calidad para mover sus mercancías.
Los plazos que se manejan para esta futura conexión se fijan en unos diez años. La primera y segunda fases podrían llevarse a cabo entre el año en curso y el siguiente, mientas que la tercera arrancaría en 2021.
Si se cumplen los plazos, se podría sacar a concurso el proyecto constructivo en 2022, un trámite que consumirá un mínimo de dos años más. Posteriormente, será necesario licitar las obras y adjudicarlas, con lo que las obras no podrían comenzar antes de 2025 o 2026.
En el mejor de los casos, si no se producen problemas en las tramitaciones o en la propia ejecución de la obra, el nuevo ferrocarril podría estar listo hacia finales de 2030, a tiempo para conectar con la finalización de la nueva red ferroviaria vasca, que ya acumula años de retrasos.