Hidrógeno, complicadamente imprescindible

Rafa Martín
Exconsultor en Aprendizaje
motomorfosis.es

El hidrógeno es problemático, necesita mucha energía para separarlo de los demás elementos a los que se encuentra vinculado en la naturaleza, es un gas voluble que tiende a escaparse y complica su distribución y almacenamiento, puede explotar, genera emisiones contaminantes si lo utilizamos directamente como combustible en motores de explosión…

Sí, el hidrógeno debe superar serios inconvenientes, pero es imprescindible hacia un mix de transición energética sostenible y lo suficientemente rápido como para no morir en el intento. Las instalaciones industriales, el comercio internacional y el transporte de millones de toneladas de mercancías necesitan mucha energía y la electrificación no parece la solución para las fábricas, los grandes buques, los aviones o los camiones de gran tonelaje que pululan masivamente por nuestro planeta. Además el hidrógeno permitiría almacenar excedentes de renovable.

En este contaminado mundo en el que deberemos sobrevivir, el único hidrógeno posible es el verde, el que se obtiene a partir de energías renovables (fotovoltaica, eólica e hidráulica) y España es un territorio privilegiado para producirlo, tanto por su gran cantidad de costa (agua) como de espacio y sol para instalar productivos huertos solares que faciliten obtener hidrógeno verde distribuido y un precio competitivo.

La petroquímica de Tarragona, gran consumidora de hidrógeno en la actualidad, lidera junto a la Universitat Rovira i Virgili (URV), Repsol y Enagás la alianza estratégica del Vall de l’Hidrogen de Catalunya. Más de 130 empresas e instituciones están implicadas en esta iniciativa que pretende atraer fondos europeos para hacer realidad una ambiciosa reconversión catalana hacía la sostenibilidad energética.

El proyecto Hydrogent Network, liderado por Repsol y formado por Enagás Renovable, Iqoxe y Messer, cuenta con un presupuesto cerca de 230 millones de euros más una posible inversión de 80 adicionales para instalaciones de almacenamiento eléctrico. El proyecto cuenta con una capacidad de 150 megavatios (MW) en su primera fase y se prevé su puesta en marcha para el  2025. En una segunda fase, que comenzaría a partir del 2027, la capacidad de producción de hidrógeno se incrementaría hasta 1 gigavatio (GW).

También aprovecharán el oxígeno renovable que tendrá usos en la industria vecina, producción de óxido de etileno…, y se distribuirá gracias al gasoducto que ya existe en el Polígono Petroquímico, propiedad de Messer. Y no descartan almacenar y transportar la energía producida a puntos donde haya demanda de hidrógeno, incluso a Europa donde ya hay un proyecto para conectar los puertos de Barcelona y Marsella. Aunque Francia avisa sobre la condición de reconocer como verde del hidrógeno producido con electricidad de sus centrales nucleares para que se construya el citado hidroducto que debería conectar Barcelona con Marsella y luego continuar hacia Alemania.

Aprovechando el rebufo del hidrógeno para la industria y el transporte a gran escala, la movilidad personal podría encontrar un aliado complementario al coche eléctrico enchufable que, aunque parece la solución mayoritariamente más adecuada para descontaminar las ciudades, también tiene serias limitaciones.  Los vehículos eléctricos movidos por pila de combustible de hidrógeno son todavía minoría muy minoritaria, por la dificultad de repostaje y sobre todo porque utilizan una tecnología extremadamente cara, pero esto puede cambiar si se logra hidrógeno relativamente barato y suficientes puntos de distribución, además de mejorar la solución técnica.

En esta línea, científicos estadounidenses, de la Universidad de Bufalo, han desarrollado un nuevo catalizador que puede crear mejores pilas de combustible. En la actualidad se utilizan catalizadores hechos de metales de la familia del platino, eficientes y duraderos, pero extremadamente caros y difíciles de encontrar. Los investigadores norteamericanos han creado un nuevo catalizador que usa una combinación de hierro, nitrógeno y carbono, y que, según explican, en la revista Nature Energy, es más eficiente, duradero y barato que los de platino.

Si la solución por pilas de combustible de hidrógeno encuentra una producción competitiva y la industria es capaz de generar suficientes puntos de producción y distribución, los coches eléctricos enchufables podrían tener un valioso aliado que no necesitaría conectarse a unas redes eléctricas incapaces de soportar la recarga de un parque móvil mayoritariamente enchufable. Además, las baterías que usan las pilas de combustible son sensiblemente más pequeñas.

Estamos en la década del hidrógeno, pero de momento, lo que parece que persistimos en dirección contraria. El gigante energético estadounidense ConocoPhillips extraerá petróleo en tres lugares de propiedad federal dentro de la Reserva Nacional de Petróleo, en el remoto ártico Occidental de Alaska. Eso, pese a que el actual presidente Biden prometió, en su campaña presidencial de 2020, que no aprobaría nuevos acuerdos petrolíferos ni gasíferos en terrenos federales. Este proyecto supondrá 239 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono a la atmósfera durante los próximos 30 años, según estimaciones del propio Departamento del Interior norteamericano, algo así como lo que emitirían al año 64 centrales eléctricas de carbón. Es lo que hay.