Itsasmuseum Bilbao ha inaugurado una nueva exposición temporal que combina, ciencia, arte, accesibilidad y medio ambiente. Bajo el título “El ojo de la ballena” la muestra combina fotografía, video, impresión 3D, parte del esqueleto real de una ballena y piezas adaptadas para su conocimiento por personas con deficiencia visual. Ocupa el espacio de la anterior exposición temporal “Mar, el rojo cadmio no ha venido”, de Lorea Oar-Arteta.
La exposición, que estará abierta hasta el próximo 10 de septiembre, ha sido presentada por Leire Aurrekoetxea, responsable de comunicación y marketing de Itsasmuseum Bilbao; Elena Vecino, artista y catedrática de Biología Celular en la Universidad del País Vasco; y Jon Ibarra, director de Puntodis, empresa experta en Accesibilidad en la Comunicación que tiene como objetivo que todas las personas puedan desenvolverse en cualquier entorno con independencia y accedan a todos los recursos del mismo con facilidad.

Accesibilidad universal
Además de la propia muestra, Itsamuseum Bilbao ha programado actividades complementarias como visitas guiadas, encuentros, coloquios o conferencias. La primera visita guiada ha sido realizada por la propia artista, Elena Vecino, para explicar tanto las obras expuestas como los sistemas de accesibilidad: paneles texturizados bajo las obras, para que puedan percibirse a través del tacto; las cartelas en braille; el pavimento podo-táctil y la tecnología NFC para que la información llegue directamente al terminal personal. Es un paso más para garantizar el derecho de accesibilidad universal que Itasmuseum ha puesto en marcha.
Esta exposición sirve para enriquecer la visita a Itsasmuseum y se enmarca, de forma coherente, en el discurso expositivo del museo en ámbitos estratégicos como la ciencia, la educación, el arte, la sostenibilidad, a través de necesidad de proteger la fauna y la flora marina del acuciante problema de los microplásticos, y, por supuesto, la accesibilidad.
El ojo de la ballena
El proyecto surge de una profunda investigación científica sobre la neuroprotección de la retina y la forma en la que funciona la vista de las ballenas, que la investigadora, Elena Vecino, llevó a cabo junto a su equipo tras recuperar el ojo de una gran ballena rorcual, de 18 metros, en la playa de Sopela, en Bizkaia. Sus investigaciones se pudieron completar con otros dos varamientos del mismo tipo de cetáceo en Asturias y Valencia.
De las investigaciones se puede colegir que las ballenas tienen un campo de visión muy reducido y que ven en blanco y negro. De ahí el guiño a la accesibilidad para personas con discapacidad visual en esta exposición. La ballena es una especie filtradora, lo que implica que no pueden discriminar entre el alimento y los plásticos. Por ello, entre las mandíbulas expuestas se exhibe una muestra del plástico recogido en la playa donde apareció con el fin de concienciar sobre una de las principales causas muerte de estos grandes cetáceos: los plásticos acumulados en los mares.