Itsasmuseum suma un mural cerámico a su colección permanente

En el centenario de la desaparición del artista Daniel Zuloaga, Itsasmuseum ha presentado una de sus obras que, a partir de ahora, formará parte de su colección permanente. En el acto intervinieron Lorea Bilbao, presidenta de Itsasmuseum y Diputada foral de Euskera, Cultura y Deporte, Jon Ruigómez director de Itsasmuseum y la catedrática en Historia del Arte e investigadora Maite Paliza, así como los donantes de la obra, Goizane Bengoetxea y Jon Corell, acompañados por su hijo Oihan.

La presentación de la obra coincide con el centenario de la desaparición de su creador, Daniel Zuloaga

El mural de Daniel de Zuloaga estará expuesto en la segunda planta de la exposición permanente, en la zona dedicada la minería y a la industria, junto al área de construcción naval y astilleros. La integración de esta importante obra de Daniel Zuloaga, no sólo aporta una pieza de gran valor artístico e histórico, sino que también, permite profundizar en el discurso del museo. La obra, que data de 1900, fue realizada durante la etapa más importante de la trayectoria artística del autor.

Finales del siglo XIX fue un periodo con una importante eclosión económica, política y social en Bizkaia, de la que surge una clase burguesa de la que forma parte destacada la familia Allende, con Manuel Allende a la cabeza, muy ligada a la minería, la industria, la siderurgia y la construcción naval, con una inquietud cultural sin precedentes, estrechamente ligada al discurso de Itsasmuseum. El “Mural decorativo para el vestíbulo de la antigua residencia de Tomás Allende en Bilbao”es una de las obras más relevantes del ceramista Daniel Zuluaga, autor de la ornamentación de algunos edificios representativos en Euskadi como la Diputación Foral de Gipuzkoa y el antiguo Casino de Donostia, o el Palacio Velázquez y el Palacio de Cristal en Madrid.

El mural original fue encargado por el arquitecto Severino Achucarro para el vestíbulo de la vivienda del empresario y político, una de las mayores fortunas de la época al haber estado involucrado en numerosas actividades económicas, entre las que destacan el hierro en Bizkaia y el carbón en León, su tierra natal.

Jon Ruigómez, Jon Corell, Goizane Bengoetxea, Lorea Bilbao y Maite Paliza

Donación particular

Los actuales propietarios de la obra, Goizane Bengoetxea y Jon Corell, han donado el mural, que ha debido ser desmontado e instalado sobre un bastidor de madera realizado a medida para garantizar la seguridad de una pieza especialmente delicada. La obra original contaba con 54 metros, 25 recuadros y ocho escenas. De ella se han conservado 20 metros y cuatro escenas, gracias a que Daniel Errazu, propietario de la vivienda en la década de 1960, decidió proteger y colocar de nuevo esta pieza en una nueva vivienda que se estaba construyendo en el pueblo vizcaíno de Lezama.

La técnica empleada en la obra, según la historiadora Maite Paliza, fueron la cerámica de arista y la pintura sobre cubierta estannífera. En cuanto a su temática, la composición representa, de forma realista, paisajes vinculados a la industria y la minería, principales áreas de la actividad empresarial Tomas Allende.

Las cuatro escenas del mural recogen: una figura femenina ante una explotación minera a cielo abierto; el transportador de mineral “Rive de Cier La Rochelle”; un pequeño puerto con cargadero de mineral, varios buques y operarios acarreando cestos de mercancía; y por último, una vista de Altos Hornos de Bizkaia desde la ría, a cuyo consejo de administración perteneció el promotor del mural, Tomás Allende.