“Deberemos ser prudentes y ver cómo transcurren los días y las semanas para visionar la película de acontecimientos de los efectos del conflicto entre Rusia y Ucrania sobre el comercio de los cereales”, nos explica Jordi Archs, consejero delegado de Holding M. Condeminas. Aunque adelanta que el conflicto conllevará “afectaciones a un sector como el del mundo de los agroalimentarios que viene de una época en la que los precios de los cereales vienen siendo altos, por lo que la guerra no ayudará, sino todo lo contrario”.
Como máximo responsable ejecutivo de Holding M. Condeminas, grupo al que pertenecen los silos de Ergransa del puerto de Barcelona, Jordi Archs analiza que “España es deficitaria en cereales y por esto evidentemente debe importar en mayor o menor volumen, según las cosechas nacionales y las de los países más próximos”. En el caso del maíz, “importamos de Ucrania entre el 30 y el 40 por ciento del total, por lo que las incidencias en los tráficos procedentes de este origen, por ejemplo, afectarán a la industria del pienso de Catalunya, siempre según las necesidades que deban importarse a través de puertos como el de Barcelona”.
“Teniendo en cuenta la demanda de maíz que cubre Ucrania tenemos otras posibilidades y alternativas de orígenes posibles como son Estados Unidos, Brasil y Francia, pero no es tan fácil este cambio de toneladas”, alerta Archs. “Las restricciones comerciales y la prohibición de transgénicos”, dificultan estas alternativas, “por lo que las soluciones serán posibles, pero precisarán de tiempo”.

“No podemos olvidar que Ucrania está en el Mar Negro, una zona donde además se encuentran Bulgaria y Rumanía, países que son mercado de origen de maíz y también con buques que deben pasar por el estrecho del Bósforo”. Por este motivo, “esperamos que el conflicto no se extienda al resto del Mar Negro y del Bósforo que ya vivían una situación tensa y que ahora todavía se ha agravado mucho más”
Una circunstancia más que podría agravar una situación de suministro de agroalimentarios, continúa el consejero delegado de Holding M. Condeminas, es “la situación de los buques” para cambiar los destinos alternativos de carga de cereales, lo que no se entrevé tan fácil. Asimismo, desea resaltar Archs, también desde la perspectiva marítima, “no podemos olvidar que Ucrania está en el Mar Negro, una zona donde además se encuentran Bulgaria y Rumanía, países que son mercado de origen de maíz y también con buques que deben pasar por el estrecho del Bósforo”. Por este motivo, “esperamos que el conflicto no se extienda al resto del Mar Negro y del Bósforo que ya vivían una situación tensa que ahora todavía se ha agravado mucho más”. Esta tensión, entonces, “también comportará problemas logísticos en los buques procedentes de Bulgaria y Rumanía por su proximidad con Ucrania”.
Jordi Archs explica que “el mercado agroalimentario se comercializa a corto plazo y los periodos desde abril hasta junio todavía se deben ejecutar”. Esta situación es consecuencia que “el mercado agroalimentario del Mediterráneo en estos meses es muy dinámico, porque se está pendiente de los volúmenes de cosechas de Europa lo que ralentiza las nuevas compras”. Con este comportamiento natural del mercado que “supone incertidumbre”, ahora con el conflicto de Ucrania se “habrá de reconducir y ajustar”.
Para terminar, Jordi Archs detalla en declaraciones a El Canal que la última descarga de maíz en los silos de Ergransa del puerto de Barcelona procedía de Ucrania, y que a partir del mes de marzo están previstos nuevos buques que tendrán como origen el Mar Negro, aunque todavía “no están definidos los puertos de embarque”.