Los expertos debatirán en BNEW sobre los cambios a los que se enfrenta la logística como la apuesta por una mayor regionalidad frente a la globalización y la excesiva dependencia de los mercados asiáticos, o la conveniencia de la regularización del mercado de logística portuaria y su concentración en grandes corporaciones. La brecha de género o la expansión, a futuro, de la distribución con drones serán también temas que se traten entre los profesionales del sector, así como los desafíos a los que se enfrenta la logística con las impresiones en 3D y los retos del last mile.
Barcelona acogerá de nuevo BNEW. La capital catalana se convierte en el escaparate de las nuevas tendencias económicas que regirán el futuro de la industria. Un evento B2B que tiene como nexo de unión la nueva economía y que explorará los retos a los que se enfrentará la logística, la industria digital, el ecommerce, las zonas económicas, la movilidad, la sostenibilidad, la inmobiliaria y la ciencia en la ciudad para convertirse en verdaderos motores de transformación.
Un gran salón profesional en el que la logística tendrá un papel muy destacado y en que los profesionales más reputados del sector debatirán sobre los nuevos hábitos de consumo y el giro hacia la sostenibilidad del transporte, con la reducción de emisiones como bandera del cambio propugnado desde Europa.
Los expertos debatirán sobre los cambios a los que se enfrenta la logística como la apuesta por una mayor regionalidad frente a la globalización y la excesiva dependencia de los mercados asiáticos, o la conveniencia de la regularización del mercado de logística portuaria y su concentración en grandes corporaciones. La brecha de género o la expansión, a futuro, de la distribución con drones serán también temas que se traten entre los profesionales del sector, así como los desafíos a los que se enfrenta la logística con las impresiones en 3D y los retos del last mile.
Un año más, BNEW pondrá a Barcelona en el foco de atención de la innovación y la nueva economía, lo que permitirá generar sinergias de negocio entre las diferentes empresas. La apuesta por el talento, la innovación, la sostenibilidad y el futuro como la mejor manera de adaptarse a los nuevos entornos tiene un nombre: BNEW.
El futuro de la logística pasa por unos puertos sostenibles y eficiente
No podemos negar que el sector del transporte es uno de los que genera un mayor impacto en el medio ambiente, hasta una cuarta parte de las emisiones de CO2, según la Comisión Europea, pero también tenemos que poner en valor que el hub logístico está al frente de las nuevas políticas de descarbonización para conseguir un transporte más eficaz y menos contaminante. Por poner un ejemplo, el puerto de Barcelona, uno de los más importantes a nivel mundial y referencia europea, forma parte de la alianza Worlds Ports Climate Action Program, WPCA, junto a puertos como el del Amberes, Le Havre, Rotterdam, Vancouver, Los Angeles, New York, Valencia o Yokohama. Las grandes infraestructuras portuarias, epicentro del transporte marítimo, ferroviario y terrestre, son quienes tienen que liderar el cambio en el transporte. Se tiene que garantizar la logística, que el comercio siga su curso, pero con la revolución energética en el punto de mira. El uso de las energías renovables, para reducir la huella de carbono, permitirá priorizar medios de transporte logístico menos contaminantes y de esta manera, cumplir los objetivos del Pacto Verde Europeo.
En este sentido el puerto de Barcelona, uno de los motores económicos de Catalunya, está comprometido con la sostenibilidad y trabaja, desde hace años, para reducir las emisiones de CO2 en el sector logístico, con la puesta en marcha del Plan Estratégico 2021-2025, alineado con Europa, que marcan unas líneas maestras como trabajar en el diseño de un hub de combustibles limpios, fomentar la economía circular y convertirse en un centro intermodal continental. El puerto trabaja para convertirse en un hub logístico con peso específico en Europa.
En la actualidad, esta infraestructura que representa el 1,7% del PIB catalán, dando trabajo a más de 238.000 personas, de manera directa e indirecta, es decir, el 7,1% de la ocupación en Catalunya, emite tan sólo el 0,72% de las emisiones de toda Catalunya. Poniendo en una balanza el impacto económico de puerto y el impacto ambiental, claramente se inclina hacia la riqueza que genera, pero aún y así, el puerto de Barcelona está comprometido, para convertirse en una referencia logística, con la sostenibilidad y la lucha por el medio ambiente encaminando todas sus políticas para ser un punto neutro de carbono en el 2050.

La actividad portuaria se reactiva y necesita pluralidad en el mercado
La pandemia del Covid-19 alteró de manera sustancial las cadenas de suministros y el sector logístico no fue, más que la gota que colmó el vaso de un proceso que ya llevaba años gestándose. Las fusiones y alianzas marítimas han ido transformando el mercado hasta concentrar en pocas manos todo el flujo comercial. Estos enormes conglomerados marítimos controlan parte de la cadena logística que implica una carga, desde la manipulación en el puerto, con embarque y desembarque, el control de los contenedores y el transporte terrestre.
Paralelamente a la concentración de compañías se produce un efecto contrario: el aumento del precio de los fletes, viajes más largos y costes más disparados. Es evidente que la apertura de mercados más globales, en los que la digitalización es el punto fuerte, necesitará de una mayor proyección logística y esta no puede estar concentrada en pocas manos. La lenta recuperación económica postpandémica está permitiendo que los flujos de carga vuelvan a restituirse, pero es necesario que no se produzcan subidas de precios, cancelaciones de escalas, o blank sailing o incluso falta de contenedores.
Desde la Unión Europea se ha incentivado el consumo, como parte de la política de recuperación de la crisis socioeconómica del Covid-19 y esto ha provocado un aumento de las importaciones desde China y el continente americano. La demanda ha subido, pero la falta de contenedores vacíos está haciendo que aumente el precio de los fletes y provocando un colapso de los buques, que no pueden acceder a la carga, con lo que el transporte marítimo queda afectado.
Este colapso inicial, que según los expertos se estabilizará hacia finales del 2022, no ha impedido que se empiece a notar la recuperación de los mercados y la logística portuaria.
La nueva economía tiene forma de dron y forma parte de nuestro futuro más cercano. La entrega automática e inteligente ya es un hecho y el dron delivery será habitual en menos de una década.
La región será clave en la logística
La recuperación de la economía postpandémica nos deja un escenario en que las regiones toman el protagonismo después de años en que la globalización parecía ser el eslabón más fuerte de la cadena económica. La excesiva dependencia de los mercados de Oriente se ha puesto en tela de juicio y se ha demostrado que a pesar de ser imprescindibles también suponen un riesgo para la economía como se ha comprobado durante la pandemia y la paralización de las grandes rutas. Se abre, en estos momentos, un nuevo contexto de oportunidades con una economía global más regional y sostenible. El futuro pasará por cadenas de suministros más cortas y resilientes, preparadas para cualquier eventualidad, los productos de kilómetro cero, la apertura y eclosión de los mercados africanos y la previsible reindustrialización, en clave regional, que abrirá nuevas oportunidades, pero también significará que los puertos deberán adaptarse potenciando la intermodalidad y los transportes más sostenibles, medioambientalmente, como el ferrocarril.
Es el momento de poner en valor los puertos españoles como puntos neurálgicos y estratégicos de una logística más sostenible dentro del llamado short sea shipping, que se posiciona como el transporte más eficiente de mercancías y pasajeros en Europa. Estas autopistas marítimas, con una potente política de reducción de hidrocarburos, puede llegar a ahorrar un 10% en los costes, por encima de otros medios como el avión, ya que el consumo de combustible por tonelada métrica y kilómetro es muy bajo, más de lo que recomienda el Protocolo de Kyoto. En este sentido hay que destacar los esfuerzos de algunas navieras por dotar de scrubbers a sus buques, capaces de reducir en un 70% las emisiones de azufre y partículas de CO2, y las inversiones en motores propulsados con GNL y combustibles sostenibles.
Pero hace falta aunar, todavía más, esfuerzos en pos de la recuperación de las cadenas logísticas, por ello y a pesar de que los puertos son considerados puntos de valor estratégico en la cadena de suministros, como ya demostraron durante la pandemia, toca ser aún más resilientes y eficaces. Hace falta inversión, pero no sólo en infraestructuras, si no también en logística y digitalización para crear verdaderos nodos de transporte.
La vuelta a una economía de carácter más regional marcará el futuro de las cadenas de distribución, en que los mercados más próximos tendrán un nuevo y determinante valor específico.

El futuro nos mira desde un dron
La nueva economía tiene forma de dron y forma parte de nuestro futuro más cercano. La entrega automática e inteligente ya es un hecho y el dron delivery será habitual en menos de una década. Son varias las empresas que están desarrollando iniciativas logísticas en este sentido y a su favor juegan con la inmediatez de las entregas, una menor contaminación acústica y de gases nocivos, al tratarse de pequeños aparatos con baterías o híbridos, es decir, eléctricos y combustible, y un gran campo donde operar como son las primeras capas de la atmósfera, libres, hasta el momento, de otro tipo de aparatos ya que el transporte aéreo se efectúa en las capas más altas.
Los drones serán habituales en nuestros cielos en poco menos de una década, modificando la logística como la conocemos ahora. Las entregas autónomas, automáticas y de gran precisión serán habituales estableciendo pasillos o rutas de drones para los pasos finales de las cadenas logísticas hasta los clientes, pero también para suministrar materiales y hacer recogidas en grandes buques fondeados en el mar, sin tener que hacer entrada a puerto, como ya está sucediendo en Singapur donde se usan drones, que pueden llegar a transportar 5 kilos, a buques mercantes fondeados a más de 5 kilómetros del puerto. La posibilidad de poder operar en buques, de más de 200 metros de eslora, sin que tengan que atracar en un puerto es un ahorro considerable. El potencial de la logística con drones está a punto de despegar.
Los nodos que controlarán la logística
Este año 2021 es el Año Europeo del Ferrocarril y ha puesto de manifiesto que este medio de transporte es clave en la transformación de la logística, en su apuesta por la sostenibilidad y la digitalización. El ferrocarril, en su versión más moderna, es la pieza fundamental que permite conectar, de manera segura y cada vez más innovadora, ciudades de toda Europa.
La prohibición de los vuelos internos, siempre y cuando haya una alternativa en tren de menos de dos horas y media como ya es un hecho en Francia y dentro de poco se sumará España, es parte de la nueva hoja de ruta del Pacto Verde que pretende hacer de Europa, en el 2030, un continente mucho más sostenible y da alas al ferrocarril, que se convierte en el gran medio de transporte para viajeros y mercancías. Fundamental para frenar el cambio climático, ya que opera con energías limpias, el ferrocarril tiene que convertirse en el gran referente y con él, los puertos transformados en grandes nodos logísticos para el transporte de mercancías. Los trayectos de más de 1.000 kilómetros se priorizarán en tren, pero para ello hacen falta nuevas infraestructuras y una decidida apuesta por la digitalización, para que el tren se convierta en el transporte de referencia.
Como ejemplo tenemos la Terminal Intermodal de La Boella del puerto de Tarragona que se convertirá en uno de los nodos logísticos más importantes del Corredor Mediterráneo en el 2023. Con una inversión de más de 20 millones de euros en acondicionamiento del puerto y equipamiento operativo para los trenes, la decidida apuesta por una red ferroviaria en Tarragona podrá ofrecer diariamente 8 trenes, de entrada y salida, que conecten la ciudad catalana con el resto de España y Europa, lo que significa movilizar más de 500 contenedores diarios y 120.000 unidades de transporte anuales. Un salto cualitativo, y cuantitativo, que coloca el puerto de Tarragona a la cabeza en innovación y logística, a parte de convertirse en un referente en cuanto a la reducción de huella de carbono, ya que cuando esté totalmente operativa la terminal modal ferroviaria emitirá 45 gramos de CO2 por tonelada por los 80 gramos emitidos actualmente por el transporte terrestre.
El 3D en el punto de mira
Si una cosa ha dejado clara la crisis socioeconómica derivada de la pandemia del Covid 19 es que no se puede tener, como hasta el momento, una excesiva dependencia de los productores de Extremo Oriente. Por esta razón se está impulsando la producción local de impresión 3D. Los clientes quieren un producto a medida, de rápida entrega, con unos costes ajustados y comprometidos con el medio ambiente, lo que hace que los ojos se vuelvan hacia las producciones casi de kilómetro cero, lo que está revolucionando el sector de la logística, al ajustar las cadenas de distribución. A medida que se experimente con el 3D y la producción sea más rápida, los costes disminuirán y la manufactura pasará a ser casi personal, comprando el diseño para poder producirlo cerca de casa. Esta nueva industria quedó patente durante la pandemia, en que gracias a la impresión 3D se pudieron crear respiradores que fueron de gran utilidad en varios hospitales catalanes.
Detrás de esta innovación empresarial, y de la nueva manera de ver la industria, está la iniciativa 3D Factory Incubator del Consorci de la Zona Franca de Barcelona que ya ha dado los primeros pasos en este nuevo campo, ampliando hasta los 1.000 metros cuadrados las instalaciones, convirtiéndose en la primera incubadora europea de alta tecnología en impresión 3D.
La 3D Factory Incubator cuenta con 42 empresas, de sectores tan diversos como la salud, química, robótica o logística, lo que pone de manifiesto que la producción en 3D es versátil y llegará a ser muy competitiva y se ha convertido en una de las incubadoras empresariales que más solicitudes recibe, tanto a nivel nacional como internacional. La apuesta del Consorci de la Zona Franca Barcelona por esta nueva manera de producción, que está revolucionando las cadenas logísticas, sitúan a la capital catalana como un polo de atracción para empresas, a nivel internacional, que quieran apostar por la industria 4.0.
Los nombramientos de mujeres al frente de grandes entidades logísticas ponen de manifiesto que es momento que el sector de la logística rompa el techo de cristal y se ponga a la cabeza de una transformación que acabe con la brecha de género.
La logística tiene que romper el techo de cristal
Las mujeres ocupan el 42% de los trabajos en nuestro país, pero aún y así, representan el 74% de los contratos laborales a tiempo parcial. Sigue existiendo una profunda brecha entre géneros, que se traduce en menores salarios y trabajos más precarios. El sector de la logística no es ajeno a este problema. A pesar de dar trabajo a más de 11 millones de personas en toda Europa, tan solo el 22% de los puestos de trabajo son ocupados por mujeres. Una diferencia que se acrecienta si miramos las sillas de los directivos. Tan sólo el 25% de los cargos directivos o consejos de administración tienen mujeres al mando.
La logística debe adaptarse para sobrevivir. Actualmente representa el 14,4% del PIB de Catalunya y está en un período expansivo. Las nuevas tecnologías que se implantan rápidamente requieren perfiles que pueden ser ocupados por mujeres, pero es verdad que la logística debe luchar contra la etiqueta de sector masculinizado e interesar al colectivo femenino en un sector clave para la economía de un país. El cambio en la logística que tiene como objetivo la sostenibilidad también tiene que tener en cuenta la revolución del género, dinamizando plantillas para alcanzar la igualdad de oportunidades y para visibilizar el talento femenino en la logística.
Los nombramientos de mujeres al frente de grandes entidades logísticas ponen de manifiesto que es momento que el sector de la logística rompa el techo de cristal y se ponga a la cabeza de una transformación que acabe con la brecha de género.

La logística necesita suelo para crecer
La logística representa el 14,4% del PIB de Catalunya y está en un período expansivo. Las empresas están creciendo un 8,6%, especialmente correos y actividades postales y las distribuidoras urbanas y paquetería, los últimos eslabones de la logística, crecieron en plena pandemia en un 34,1%. El ecommerce subió en un 25,5%, con un apunte especial para Catalunya en que crecieron en un 40% los nuevos usuarios. Todos estos datos nos sitúan por encima de la media europea.
A pesar de que estos datos invitan al optimismo, los agentes inmobiliarios especializados en logística advierten que hace falta suelo. Catalunya se enfrenta a una gran escasez de suelo industrial, concretamente en la primera y segunda corona de Barcelona, las grandes potencias industriales de la zona. Esta falta de suelo paraliza las inversiones extranjeras que con el potencial logístico catalán tendrían que aprovecharse. Según un informe de la immologística Aguirre Newman tan solo se dispondría de un 0,8% de suelo en la primera corona y del 1,2% en la zona centro. Los promotores especializados en suelo logístico están desplazando sus miras hasta la tercera y cuarta corona de Barcelona, pero también hacia Girona o Tarragona, que ofrecen metros libres en municipios alejados de los grandes nodos logísticos pero que acaban convirtiendo en polos de atracción de nuevos inversores.
La logística debe aprovechar el auge del ecommerce y los nuevos hábitos de consumo para posicionarse como un sector industrial que genera riqueza y tiene un alto grado de innovación. Este sector debe luchar contra la etiqueta y la visión negativa, de una actividad que no crea puestos de trabajo, ni riqueza y que encima contamina y vencer las reticencias de los ayuntamientos de la primera y segunda corona barcelonesas para conseguir el ansiado suelo que le permita una expansión mucho más internacional.
Nuevos trabajos, nuevos retos
La logística se ha convertido en uno de los valores refugio de la industria. Tras la pandemia y la crisis socioeconómica que ha provocado y la escalada de destrucción de empleos en el sector turístico y de servicios, son muchos los que han puesto la mirada en un sector que no solo fue resiliente a la pandemia si no que incluso creció. A la cabeza de la innovación tecnológica y digital y con un gran potencial de crecimiento, la logística y las cadenas de suministro están formando profesionales en la llamada nueva economía.
La llamada economía azul, que integra a las empresas de transporte aeroportuario y terrestre, con el apoyo de las instituciones, están apostando por la cantera de talento a través de programas de formación y mentoring. Las escuelas de formación profesional, al FP Dual, incorporan programas de formación logística que abre las puertas a trabajos bien remunerados y de calidad, con propuestas atractivas para jóvenes que deseen formarse en una profesión con futuro.
Las nuevas tecnologías, la robótica, la inteligencia artificial, la programación o el comercio online demandan perfiles muy diferentes, que hasta hace pocos años no existían, y que han transformado la logística tal y como la conocíamos. La formación continua como clave de futuro es un requisito fundamental, ahora que las empresas de logística están invirtiendo en capital humano, para mejorar la competitividad. El sector logístico ha aceptado el reto de invertir en formación para conseguir profesionales de calidad.