La denominada “peste de las naos”, el escorbuto, fue el tema que más interés despertó en la última conferencia del año organizada por la Asociación Vizcaína de Capitanes de la Marina Mercante con motivo del 500 Aniversario de la Primera Vuelta al Mundo, protagonizada por Juan Sebastián Elkano.
El Presidente de la AVCCMM, Javier Zarragoikoetxea, adelantó que el próximo 5 de diciembre se organizará un acto de homenaje al marino baracaldés Juan de Zubileta en su municipio de origen. Será una jornada en la que participarán expertos y autoridades que glosarán la figura del más joven de los tripulantes vascos que dieron la primera vuelta al mundo pues embarcó como paje con 13 años en la nao Victoria, en la que volvería tres años después a Sevilla. Este homenaje se sigue a los ya realizados en honor de Juan de Arratia, el grumete bilbaíno que completó la circunnavegación del globo.
Enfermedad en las naves de Elkano
La conferencia, clausurada por del Viceconsejero de Salud del Gobierno Vasco, José Luis Quintas, se celebró en el salón de actos del Itsasmuseum Bilbao, bajo el título “Enfermedad, muerte y asistencia sanitaria en las Naos de la primera vuelta al mundo”. Fue impartida por Javier Ángel Almazán Altuzarra, médico, escritor y experto estudioso en el tema quien hizo pasar una tarde entretenida a pesar de lo macabro del tema. El ponente es autor de la tesis “Estudio clínico y epidemiológico de la primera circunnavegación a la Tierra” por lo que se puede calificar como un experto en el tema. Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid, Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, es Residente en la Ciudad Sanitaria La Paz y Médico Funcionario Titular APD de la Comunidad Autónoma de la Rioja. También es autor del ensayo “Paseo por el Amor y la Muerte en el Museo del Prado”, Premio Ateneo Riojano del año 2019.

En su amena disertación Almazán explicó que la situación sanitaria en los barcos de la antigüedad era una preocupación constante por los largos periodos de tiempo que las tripulaciones permanecían embarcadas, sin tocar tierra, y los escasos conocimientos médicos de la época. En el caso de la expedición de Elkano, de los 243 hombres identificados que partieron a la aventura, se tiene constancia del fallecimiento de 103 (49 se dieron por desaparecidos) y un 78% lo hicieron por enfermedad.
Si bien no todos fueron víctimas del escorbuto, cabe señalar que los episodios de la enfermedad se produjeron una vez cruzado el Estrecho de Magallanes. Los 100 días de navegación hasta Cebú provocaron la carencia de alimentos frescos, y por tanto de Vitamina C, falleciendo 19 tripulantes debido a la enfermedad. Otro embate del escorbuto tuvo lugar durante el viaje de regreso, una vez pasado el Cabo de Buena Esperanza, por la navegación ininterrumpida hasta Cabo Verde, donde pudieron avituallarse.
La peste de las naos
El escorbuto, o “peste de las naos”, es una afección por falta de vitamina C que produce la descomposición de los tejidos blandos y que en el Siglo XVIII causó más bajas entre la marinería que los combates. La enfermedad no era conocida en el Mediterráneo, pero sí en los mares del norte, según relató Javier Ángel Almazán, para quien resulta difícil de explicar cómo conociendo el efecto curativo de la vitualla fresca, no se popularizó el remedio hasta el siglo XVIII, por no ser “académicamente aceptado”.
La Armada británica impuso la ingesta obligatoria de grog para combatir el escorbuto
La cura de esta enfermedad ya era conocida por los marinos españoles desde 1579, si bien no se popularizó el tratamiento a través de la fruta fresca (limas, naranjas y limones, sobre todo) hasta 1789 gracias a la publicación de un estudio sistemático llevado a cabo por el médico escocés James Lind. A partir de entonces, la armada británica era “de obligatorio cumplimiento” la ingesta de grog: la mezcla de ron, agua y zumo de lima. Según el ponente, esta pudo ser una de las causas del dominio británico de los mares y que otras armadas (alemana y francesa) siguieran su ejemplo, más adelante.

En el caso de la expedición de Elkano, la atención sanitaria en la Armada de la Especiería estuvo compuesta por el cirujano sevillano Juan de Morales y por tres barberos: Marcos de Vayas, también sevillano; Hernando de Bustamante, extremeño; y Pedro de Olabarrieta, vecino de Bilbao, quien regresó en la Nao “San Antonio”.
Los sanitarios se instalaban en la enfermería, un espacio bajo cubierta con literas, un brasero y sus herramientas, además de estopa, huevos, trementina y paños de lienzo como vendas. Debían aportar los instrumentos propios de su oficio – lancetas, cauterios, tenazas, sierras, navajas – y no les estaba permitido “llevar dineros” por la cura. La conferencia puede ser visionada en el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=zoy7mhdOXJc