La visita a los barcos, una experiencia entrañable

Ana Martín

Visitadora de barcos de Stella Maris

En el período Covid, durante varios meses no pudimos subir a los barcos, pero Stella Maris siguió presente a través del email y de las redes sociales y se idearon estrategias para que nos sintieran cerca

Mi experiencia como visitadora de tripulaciones de barcos es muy corta. Soy una recién llegada. Apenas llevo un año, soy novata, muy novata y tengo mucho que aprender, pero esta corta experiencia de voluntariado ya me ha dado alegrías.

Desconocía la existencia de Stella Maris hasta que llegué a Caritas, con el interés de encontrar algún proyecto al que poder dedicar parte de mis horas libres, sin remuneración a cambio. Me presenté en esa entidad y me hablaron de Stella Maris y de los visitadores de tripulaciones de barcos. No habían pasado cinco minutos cuando ya estaba convencida de que esa labor me iba a encajar, ya que me iba a permitir estar muy cerca de una de mis pasiones, el mar y de profundizar en el conocimiento de sus protagonistas, la gente del mar y sus barcos.

La misión de los visitadores consiste en recorrer los muelles y, en los que vemos barcos amarrados, dirigimos nuestra furgoneta hacia ellos. Subimos cuidadosamente por la escala real de 40/50º de inclinación y hasta 87 escalones y nos presentamos como “Seafarers Welfare Visitors” de Stella Maris. En la mayoría de las ocasiones nos permiten llegar hasta la mess room donde solemos ser muy bien atendidos: nos ofrecen bebida, pasteles, pizzas, etc. Van entrando y saliendo marineros y nosotros les damos la información relativa a la ciudad, a los servicios de Stella Maris, al horario de la furgoneta, les ofrecemos tarjetas telefónicas y les entregamos rosarios, muchos rosarios si la tripulación es filipina, etc… En las menos ocasiones, no pasamos más allá de la cámara de visitas.

La mayoría de las tripulaciones conocen ya Stella Maris, sentimos que nos reciben con alegría. La pegatina de Stella Maris Barcelona la vemos enganchada en alguna de las paredes y nos piden tarjetas para el móvil. ¿Cuántas GB? ¿Cuántos $? ¿Cuándo caduca? Son los menos los buques que ofrecen a los tripulantes Internet abordo.

Ahora, en período Covid, durante varios meses no pudimos subir a los barcos, pero Stella Maris siguió presente a través del email y de las redes sociales y se idearon estrategias para que nos sintieran cerca y para hacer llegar tarjetas SIM a los tripulantes mediante mensajeros y con la colaboración del personal de las terminales.

A partir del 1º de septiembre volvimos a pisar muelle, aunque nos encontramos con muchas restricciones para poder visitar a las tripulaciones, sobre todo, en los muelles de combustibles y de cereales donde en ocasiones por tema del Covid, el acceso al interior del barco está prohibido por política de las compañías navieras, por lo que les dejamos toda la información a pie de escala. Ellos también tienen la movilidad limitada: a la mayoría no les permiten bajar del barco y algunos llevan 5, 6, 10 y hasta 15 meses sin pisar tierra firme.

En ocasiones por tema del Covid, el acceso al interior del barco está prohibido por política de las compañías navieras, por lo que les dejamos toda la información a pie de escala. Ellos también tienen la movilidad limitada: a la mayoría no les permiten bajar del barco y algunos llevan 5, 6, 10 y hasta 15 meses sin pisar tierra firme

La más gratificante experiencia hasta la fecha: poder acompañar a la Sagrada Familia a dos marineros, que no superaban los 25 años, que no habían pisado tierra en 8 meses y que además era la primera vez que lo hacían en Barcelona. La alegría que reflejaban sus caras y los saltos que literalmente dio uno de ellos, cuando, aprovechando la furgoneta de Stella Maris, el oficial de guardia les daba permiso para bajar a tierra firme, estará grabada en nuestra memoria (la de Carles y la mía) durante muchos años.

Recuerdo también cómo miraba el reloj un marinero que iba a quedarse en tierra una vez que el barco soltara amarras del puerto de Barcelona. Sólo faltaban dos horas. Estaba contento con el trabajo hecho y porque, una vez en el muelle, sabía que le esperaban dos meses de vacaciones para disfrutar con su familia en Polonia.
Gracias al equipo de profesionales que reúne Stella Maris Barcelona, con las ganas e ilusión que ponen Carles, Javier, Orlando, Ricard, etc., la integración en este equipo ha sido muy fácil. Estoy muy contenta de formar parte de este grupo que derrocha tanta energía. ¡¡Gracias!!

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