Esto ya no va de hacer brindis al sol, sino de ponerse en acción. Porque esta vez no sólo los gobiernos están implicados, sino que se reconoce a las organizaciones empresariales como motores para alcanzar estos objetivos y metas. Es más, los ODS también nos interpelan a nivel individual.
Cada vez más los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) dejan de ser algo desconocido. Hace unos meses, cuando la pandemia no nos había visitado todavía, acostumbraba a llevar en la solapa de mi americana el pin de los ODS. Algún valiente se atrevía a mostrar su ignorancia y me preguntaba por él: “He visto este pin más veces, ¿qué es?”. Al decir que era el símbolo de los ODS las respuestas iban desde un simple “¡Ah!” hasta “por los colores pensaba que era algo del colectivo LGTBI”.
En cualquier caso, era una buena excusa para explicar que los 17 colores simbolizan los 17 objetivos o retos que la ONU se ha fijado como los retos y objetivos que tiene la humanidad para encarar el futuro con la vista puesta en el año 2030 y con la mirada del desarrollo sostenible.
La buena noticia es que esto está cambiando y cada vez más personas conocen qué son los ODS y qué representan.
Qué suponen los ODS
Antes de continuar me parece importante explicar el sentido y alcance de estas tres palabras ya que, de tanto utilizarlas, se corre el peligro de que pierdan el sentido.
Los ODS, fijados por Naciones Unidas, nos hablan de los retos que tenemos como humanidad: ODS1 Fin de la pobreza, ODS2 Hambre cero, ODS3 Salud y bienestar, ODS4 Educación de calidad, ODS5 Igualdad de género, ODS6 Agua limpia y saneamiento, ODS7 energía asequible y no contaminante, ODS8 Trabajo decente y crecimiento económico, ODS9 Industria, innovación e infraestructura, ODS10 Reducción de las desigualdades, ODS11 Ciudades y comunidades sostenibles, ODS12 Producción y consumo responsable, ODS13 Acción por el clima, ODS14 Vida submarina, ODS 15 Vida de ecosistemas terrestres, ODS16 Paz, justicia e instituciones sólidas, ODS17 Alianza para lograr los objetivos. He querido mencionarlos todos porque todos me parecen suficientemente importantes para citarlos. ¿Alguien se puede imaginar cómo sería el mundo si estos objetivos se hubieran cumplido?
No son simples deseos o anhelos inalcanzables. Lo que hace diferentes a los ODS es que para los 17 objetivos se establecen propuestas de acción y 169 metas a alcanzar en el 2030. Esto ya no va de hacer brindis al sol, sino de ponerse en acción. Porque esta vez no sólo los gobiernos están implicados, sino que se reconoce a las organizaciones empresariales como motores para alcanzar estos objetivos y metas. Es más, los ODS también nos interpelan a nivel individual (ver “Guía de los vagos para salvar el mundo”).
Desarrollo
Me gustaría que nos fijemos en que se ha utilizado la palabra desarrollo en vez de la palabra crecimiento y el matiz, para mí, es muy relevante. Así, una semilla se desarrolla para convertirse en un árbol frondoso. Un ser humano se desarrolla cuando sus potencialidades se manifiestan progresivamente. En cambio, si ponemos la palabra crecer nos puede llevar a olvidar que las personas y las organizaciones formamos parte del ecosistema planetario en relaciones de interdependencia y que el crecimiento debe tener un cierto sentido. En definitiva, desarrollo es un crecimiento consciente de esta interdependencia. Esto nos lleva al concepto de sostenibilidad.
Sostenible
Me gustaría aportar la forma que tiene de explicar este concepto el doctor en ciencias naturales Martí Boada: “Sostenible quiere decir que si quieres huevos no pongas la gallina en la cazuela”. Más simple y claro, imposible. Así que el crecimiento sin consciencia es pan para hoy, pero hambre para mañana.
Puertos sostenibles
En definitiva, los ODS nos invitan a reflexionar sobre cómo hacemos las cosas y nos invitan a desarrollar nuestra actividad, pero actuando de una forma sostenible. No se trata de que el puerto deje de ser un puerto. La pandemia nos ha mostrado la importancia crítica que tienen estas instalaciones en nuestras vidas. De lo que se trata es de que el puerto desarrolle sus actividades de una forma sostenible, teniendo en cuenta las expectativas de sus grupos de interés y cómo puede contribuir a la consecución de los ODS.
Pensar globalmente, actuar localmente
Hemos hablado de una manera de hacer que tenga en cuenta una mirada sostenible, es decir, que tenga en cuenta el impacto en cada uno de los 17 ODS. Sin embargo, es posible que la actividad empresarial no tenga igual impacto en todos los ellos. Para citar un ejemplo, la Escola Europea-Intermodal Transport del puerto de Barcelona contribuye directamente en el ODS4 Educación de calidad. Sin embargo, también puede pensar de qué forma, en el desarrollo de esta actividad, puede contribuir a la Igualdad de género (ODS5) o a la Salud y el bienestar (ODS3). Así que, aparte de los objetivos que nos interpelan directamente, existen otros objetivos sobre los que también podemos actuar y que podemos llamar transversales.
Pensar globalmente implica tener en perspectiva los ODS. Al mismo tiempo, decimos que la actuación es local en cuanto a que podemos contribuir con nuestra actividad diaria a unos objetivos que nos hemos marcado de forma global.
El rol de los puertos y de su comunidad portuaria
Los puertos pueden considerarse un ecosistema de organizaciones públicas y privadas que hacen posible que un puerto funcione. En el caso del puerto de Barcelona, somos aproximadamente 500 organizaciones y más de 37.000 trabajadores. Esta mirada puede no ser tan obvia si uno forma parte de ese ecosistema. Está claro que un estibador, un práctico, un consignatario, un transitario, un transportista o cualquier otro de los colectivos de la comunidad portuaria tienen unos objetivos y propósitos individuales muy diferentes entre sí, aunque absolutamente interdependientes.
Esta multiplicidad es la que debe manejarse cuando consideramos la sostenibilidad como organización individual y como integrante de la comunidad portuaria. Cada organización debe tener sus objetivos propios y, al mismo tiempo, objetivos como comunidad portuaria.
Es, precisamente, en este marco en el cual las autoridades portuarias pueden y deben jugar un rol determinante relacionado directamente con el ODS17 (Alianzas para lograr los objetivos). Es decir, crear espacios de encuentro e instrumentos que establezcan objetivos e iniciativas a nivel de comunidad portuaria.
El puerto de Barcelona y los ODS
En este sentido la Autoridad Portuaria de Barcelona inició en el 2016 su Plan de Sostenibilidad Sectorial como una forma de responder de forma colectiva, es decir, a nivel de comunidad portuaria, a las necesidades de sus grupos de interés. En la actualidad 88 organizaciones forman parte de este plan que, de forma anual, cumplimentan una encuesta que permite calcular los indicadores que miden de qué forma se satisfacen estas expectativas.
El Plan de Sostenibilidad Sectorial, además de ser una forma de rendir cuentas de forma colectiva ante nuestros grupos de interés, aporta beneficios a las empresas que están adheridas ya que les permite tener una referencia sectorial sobre su respuesta a nivel de sostenibilidad.
Un ejemplo que ilustra esta alineación de objetivos individuales y colectivos es el proyecto de electrificación de muelles que está llevando a cabo el puerto de Barcelona. Es una iniciativa que tiene previsto invertir unos 90 millones de euros para eliminar la emisión de unas 100.000 toneladas anuales de gases de efecto invernadero (GEH) o CO2 y contribuir al objetivo de reducir un 50% las emisiones de CO2 en el 2030 y ser un puerto neutro en carbono en el 2050. Alineado con este objetivo, MB92, empresa líder mundial en reparación de yates y megayates ubicada en el recinto portuario, cuenta ya en su concesión con una conexión eléctrica, contribuyendo así al cumplimiento del objetivo marcado como comunidad portuaria.
La sostenibilidad como camino
Para finalizar me gustaría sugerir la idea de afrontar la sostenibilidad como un camino que nos lleva a unos objetivos muy difíciles de alcanzar. Ver objetivos como el de la descarbonización, hambre cero, igualdad de género, etc., nos puede hacer pensar que nuestros esfuerzos individuales poco cuentan y eso nos puede conducir al desánimo y a la inacción. Esta actitud es algo que no nos podemos permitir. En este camino no puede quedar nadie excluido porque siempre hay un espacio para actuar y cualquier esfuerzo cuenta y es valioso. Aunque pueda parecer que lo que podemos hacer es poco o no es suficiente, no dejemos de actuar para que la forma de actuar de organizaciones a las que contribuimos sea cada vez más sostenible.