La European Sea Ports Organisation (ESPO) ha manifestado la necesidad del sector portuario de seguir adaptado su estructura, puesto que, aunque ya se ha podido observar una desaceleración en la economía mundial, el verdadero impacto del Covid-19 se hará efectivo a partir del segundo trimestre de este año.
La ESPO, ante la imposibilidad de prever la duración de la presente crisis y de establecer una estrategia para el transporte a largo plazo por parte de la Unión Europea, ha propuesto un enfoque en dos fases con el fin de que el sector pueda enfrentarse con garantías a una situación que puede calificarse como de emergencia.
Para la ESPO, la primera de las prioridades de Europa es fijar un plan de reinicio y recuperación que permita superar la crisis, desarrollándose medidas e instrumentos que ayuden a encaminar la economía en el menor tiempo posible.
En este sentido, las medidas a corto plazo deberían centrarse en el reinicio de las actividades económicas, teniendo en cuenta que va a existir una convivencia con el virus del Covid-19 y siendo necesario, también en el sector del transporte, medidas encaminadas a minimizar el riesgo de propagación del virus.
Dentro de esta primera fase será importante también el avance en aquellos proyectos relativos a infraestructuras en los puertos que ya se encuentran planificados, especialmente en los CEF (fondo europeo para inversiones en infraestructuras de transporte), con el fin de garantizar estas inversiones y facilitar que los puertos sigan siendo motores de crecimiento.
Una vez se estabilice la situación y se dé paso a una nueva realidad, comenzaría la segunda fase, en la que será necesaria una nueva estrategia para el transporte europeo, estableciendo nuevos objetivos e iniciativas.
La ESPO ha manifestado que se deberían mantener algunos objetivos y desafíos como el cambio climático, si bien habría que plantearse una serie de reflexiones a la hora de planear la nueva estrategia, por lo que la ESPO invita tanto a sus miembros como a aquellos que toman las decisiones en la Unión Europea a sentar las bases para lo que sería un nuevo sistema de transporte sostenible, conectado y eficiente.
Entre estas reflexiones, serían importantes aquellas que se refieren a la distancia social en el transporte, al uso de soluciones digitales como parte de la estrategia a largo plazo, a los nuevos patrones en la cadena de suministro o acerca de los planes sanitarios y económicos en las infraestructuras portuarias, entre otras cuestiones.