
Sara Martínez
Responsable de comunicación de la Marca de Calidad del Port de Barcelona Efficiency Network
Qué difícil se hace juntar palabras que definan la pérdida de una persona tan brillante y entrañable para nuestro sector, como Mariano Fernández.
Recibí este lunes el mensaje de Carmen Gracia, -directora de ATEIA-OLTRA Barcelona- y tuve que parar en seco mi jornada por el shock, pues hacía muy pocas semanas que tuve contacto con él.
Mariano siempre estaba atento a su entorno laboral e intercambiando constantemente conocimientos para extender su visión de nuestra comunidad. Ahora muy interesado por las novedades que estamos construyendo en la Marca de Calidad del puerto de Barcelona, donde desarrollo actualmente mi actividad.
No podía dar crédito a la noticia, por muy delicada salud que tuviera, hasta que me lo confirmó su familia.
Querer transmitir su vertiente profesional sin hablar de su parte personal es imposible, porque Mariano ha incluido su yo propio en todo lo que se ha propuesto durante ochenta años.
Muchas son las voces expertas en coaching, en valores profesionales, etc., que actualmente transmiten la importancia de ser primero muy persona, para conseguir ser buen profesional. Mariano ha tenido intrínseca esta premisa.
Cada conversación estaba repleta de consejos, enseñanzas, pasión y cariño que compartía para ayudar y sumar.
Desde mi posición durante 17 años en la ZAL Port, en donde me responsabilicé de la comercialización y comunicación de este desarrollo logístico, tuve muchas oportunidades de reunirme con él al frente de Fr. Meyer’s Son y como presidente de ATEIA-OLTRA Barcelona, para negociar, valorar propuestas y proyectos, porque Mariano ha sido un motor en el sector logístico-portuario. Siempre pisando fuerte, con sonrisa, ironía y de frente.
Le defino cautivador como persona y transitario, defendiendo siempre los intereses de forma colectiva, dando impulso a la profesión, conectando negocios, proyectos y haciendo de catalizador eterno, pues su forma de ser nunca le dejó retirarse del todo profesionalmente.
Tampoco se priorizó, incluso en los momentos en los que su salud primó cambiando su movilidad y vida social, contactó con aquellas personas que había tratado en su ámbito laboral o personal, incluso proponiendo nuevos proyectos, porque decía que éramos su mejor terapia. Y cito con sus propias palabras de sus mensajes del pasado mes de octubre la importancia que daba a “seguir compartiendo el mundo de la comunidad portuaria y mis artículos en la prensa digital. Gracias por el regalo de vuestra amistad”.
En el mundo profesional, con la experiencia, se hacen amigos y a veces, hasta muy grandes. Tuve la fortuna de conocerle de niña, y un honor encontrarle en mi camino laboral y aprender tanto de este profesional que deja en la comunidad logístico-portuaria, un listón muy alto que espero nos sirva a todos de llamada de acción para nuestro futuro.