Solo con optimismo y trabajo serio seremos capaces de convertir obstáculos en nuevas oportunidades.
Debemos aprovechar lo que venga, como se presente y cuando tenga lugar, buscando lo positivo del cambio
Quiero empezar dando la enhorabuena a El Canal por haber conseguido convertir una gran complicación en una oportunidad y haber generado una nueva marca con un gran equipo detrás. Supone un gran ejemplo de lo que pretendo transmitir en este artículo: debemos aprovechar lo que venga, como se presente y cuando tenga lugar, siempre buscando lo positivo de la posibilidad del cambio, generando nuevas formas de hacer las cosas y oportunidades para el futuro. Solo con optimismo y trabajo serio seremos capaces de convertir obstáculos en nuevas oportunidades.
El año 2020 prometía ser un año importante y todos teníamos muchas expectativas con la entrada de la nueva década. Sin embargo, el Covid-19 ha entrado de lleno y sin avisar en nuestras vidas afectando salud, vida personal y ámbito laboral.
Quiero transmitir toda mi solidaridad para aquellos que hayan sufrido pérdidas personales y a aquellos que hayan pasado la enfermedad, recordando la gran responsabilidad que recae sobre todos y cada uno de nosotros para ayudar a contener esta pandemia e impedir que se lleve más vidas por delante.
Gestión de un escenario cambiante
En el plano laboral esta pandemia nos ha trastocado el día a día y nos ha llevado a gestionar un escenario que hasta la fecha nunca había formado parte de nuestra rutina. De hecho, necesariamente se han implantado una serie de medidas en todas las empresas para evitar el cierre de la actividad y poner en riesgo el futuro de las empresas; métodos de higienización del puesto de trabajo, cambio sustancial en las rutinas de limpieza, distancias de seguridad, nuevos EPIs (mascarillas, guantes), gestión de residuos, aprovisionamientos críticos, cartelería en todas las áreas, limitación de aforos, prohibición de reuniones, gestión del teletrabajo, grupos de trabajo estancos, planes de contingencia, escalada y desescalada, …. nos han tenido durante todo lo que llevamos de año plenamente dedicados porque la salud del personal es hoy más prioridad que nunca.
Las ventajas que el teletrabajo lleva asociadas se ven mermadas si no se establece adecuadamente el límite entre empleo y vida familiar, empleo y ocio; la llamada “desconexión digital”
En ese sentido, solo en situaciones como la que estamos -tan alejadas de nuestro contexto habitual- se abre la oportunidad de hacer las cosas de forma diferente. Nuestra resiliencia, el cómo abordemos esta situación límite nos permitirá activar la revolución necesaria para plantearnos soluciones alternativas, vías diferentes, que en el pasado ni siquiera nos habríamos atrevido a explorar. Ser capaces de implementar el cambio ya es un gran progreso porque con independencia del resultado, el contexto cambia ya no vamos a volver al día anterior a que todo esto empezara porque simplemente ya no somos los mismos.
Smart working
Todas las empresas hemos acelerado nuestros planes de digitalización internos, habilitando de forma total o parcial el trabajo a distancia o teletrabajo en todas aquellas tareas en las que nuestra operativa lo ha permitido. De esta forma, determinados puestos de trabajo han podido ser realizados en remoto con garantías, simplificando así la implementación de las nuevas medidas preventivas del Covid. De esta forma cada persona que ha podido teletrabajar no ha sido expuesta al posible contagio en su puesto de trabajo y, a su vez, ha permitido que se pueda reducir la presencia de trabajadores en las oficinas al estrictamente necesario e imprescindible por razones de la operativa.
A pesar de que el trabajo a distancia siempre ha sido una posibilidad laboral, no era una práctica habitual en nuestras empresas porque venimos de una inercia terrible al presencialismo o, peor aún, al presentismo, todo lo contrario de otros países europeos. El salto al teletrabajo no es solo un problema de medios (ordenador, puesto de trabajo, wifi, seguridad de las conexiones, …) sino también una apuesta por la confianza, lo que últimamente se ha popularizado como el smart working.
Regular adecuadamente el teletrabajo puede suponer que un porcentaje del mismo haya venido para quedarse y forme parte de nuestra nueva forma de trabajar. En ese sentido, deberemos tomar como referencia los niveles de teletrabajo en Europa para saber los límites naturales que tiene el mismo y que la Organización Internacional del Trabajo establece en un 35%. El reto consistirá en establecer una metodología de trabajo basada en el establecimiento de objetivos, eficiencia y confianza, sin importar el lugar desde el cual se presta. De lo contrario caeremos en el riesgo de medir el rendimiento del teletrabajador en función del cumplimiento del horario, lo que nos puede llevar a que “por culpa de unos cuantos” la empresa decida no habilitar esa opción laboral.
Finalmente, quiero aprovechar para desear unas felices fiestas a todos los lectores de El Canal y desear que el año nuevo sea infinitamente mejor que el que dejamos atrás
Además de la evidente mejora en la contención de los riesgos derivados de la movilidad laboral, el teletrabajo puede suponer una mejora sustancial en cuanto a la conciliación de la vida laboral y familiar. En el caso de que así fuera, el empleado puede organizar mejor su tiempo y disfrutar de familia y ocio, sin condicionar su desempeño laboral. Esta modalidad de empleo es muy apreciada por trabajadores con menores a su cargo o con familiares dependientes. No obstante, las ventajas que el teletrabajo lleva asociadas se ven mermadas si no se establece adecuadamente el límite entre empleo y vida familiar, empleo y ocio; la llamada “desconexión digital”.
Desde el punto de vista económico se produce un ahorro de tiempo y de costes por desplazamiento, que se traduce en mejor calidad de vida, ya que se evita el estrés y ansiedad derivados de desplazamientos y atascos, además de reducir el riesgo de accidente in itinere. Desde el punto de vista de la salud, comer en casa y poder dedicar tiempo a las aficiones, puede reducir el sedentarismo y redundar en una mejora del bienestar. Además, con la premisa de unos horarios y objetivos claros, se produce una mejora de la productividad asociada a menores distracciones con compañeros de trabajo, interrupciones, más comodidad, menos estrés y, en definitiva, se llega al objetivo de “empleado feliz, empresa productiva”.