Para este 2022, el puerto de Barcelona prevé la escala de 827 cruceros, una programación incluso superior al año prepandemia del 2019, cuando se recibieron 800 buques y 3,1 millones de pasajeros.
El puerto de Barcelona vuelve a la conferencia-exposición Seatrade Cruise Global de Miami con su posición inamovible de primer enclave europeo de cruceros y de líder mundial en este tipo de tráfico.
Las navieras no han dejado de confiar en el poder de atracción de la capital catalana como puerto de turn around de los buques insignias de sus flotas en el Mediterráneo, una vez que se ha empezado a dejar atrás los efectos del Covid y la actividad turística se ha reactivado. Las cifras obtenidas en el 2021, aunque lejos de anteriores marcas por encima de los 3 millones de pasajeros, superaron las expectativas iniciales y finalmente se sobrepasaron los 520.000 pasajeros. Un volumen destacado que llevará al enclave catalán a recuperar en el 2022 el número de escala de cruceros similar a los de antes de la crisis sanitaria, aunque será un mercado sobre el que se deberá estar atento.

Para este 2022, el puerto de Barcelona prevé la escala de 827 cruceros, una programación incluso superior al año prepandemia del 2019, cuando se recibieron 800 buques y 3,1 millones de pasajeros. Así, las previsiones anuncian una prometedora temporada que ofrecerá mayor información según el porcentaje de ocupación de los buques.
Barcelona es el primer puerto de turn around del Mediterráneo. El 60% de los cruceros que recalan en la capital catalana, lo tienen como puerto base de embarque y desembarque de pasajeros.
La industria crucerística ha venido generando a Barcelona y Catalunya una facturación anual de 1.000 millones de euros anuales y ha contribuido hasta el 2019 con más de 500 millones al Producto Interior Bruto catalán.
Los cruceros utilizan el 10% de las líneas de atraque del puerto de Barcelona y generan el 8% de los ingresos anuales de la Autoridad Portuaria. Por lo tanto, el mayor beneficio de los cruceros es para la ciudad y sus alrededores. Esta industria ha venido generando a Barcelona y Catalunya una facturación anual de 1.000 millones de euros anuales y ha contribuido hasta el 2019 con más de 500 millones al Producto Interior Bruto (PIB) catalán. Asimismo, ha proporcionado trabajo a tiempo completo a más de 9.000 personas y potencia el establecimiento de líneas aéreas directas internacionales.

Los cruceros proporcionan a Barcelona y a Catalunya unas magnitudes económicas que previsiblemente volverán a registrarse este 2022. Un año en el que los números de tráfico podrían acercarse a las cifras anteriores al 2020 cuando la industria crucerística tuvo que paralizarse.