Para Consignaciones Toro y Betolaza, el 2019 ha sido una año “positivo en líneas generales”, según nos indica su managing director, Carlos Rodríguez Basagoiti, quien destaca el paulatino cumplimiento y consolidación de los proyectos en marcha. La incertidumbre generalizada y otros factores han propiciado que el ritmo de consecución de los objetivos se haya ralentizado.
Destaca como elemento distorsionador principal la decisión de los sindicatos de la estiba de Bilbao, de reducir premeditadamente la productividad a niveles “muy preocupantes”.
El año que ahora finaliza ha sido el de la consolidación de las actividades de Toro y Betolaza en su nuevo emplazamiento en el puerto de Bilbao, donde su nueva terminal dispone de 110.000 metros cuadrados de superficie, de los que 21.600 son almacenes cubiertos. Con 500 metros de línea de atraque, posee una rampa roro de hasta 250 toneladas, suficiente para la mayoría de las cargas de proyecto, y está equipada con toda clase de maquinaria portuaria.
Como retos fundamentales, desde Toro y Betolaza se señalan varios que van desde “llegar a tener la capacidad de organizar los trabajos portuarios y recuperar la productividad”, hasta conseguir de la Administración el reconocimiento como “industria”, pasando por la anunciada reducción de tasas. Según Carlos Rodríguez Basagoiti, se debe conseguir que” se considere a nuestro sector de la misma forma que la Administración considera al sector industrial a la hora de acceder a ayudas a la inversión. Nuestro sector desarrolla una actividad que requiere de ingentes inversiones, pero está excluido de cualquier tipo de ayuda”.
Por último, desde Toro y Betolaza se han mostrado esperanzados, sin perder de vista la preocupación actual, porque parece que ha entrado en vías de solución el problema generado por las intrusiones no autorizadas de personas ajenas a la actividad portuaria en los puertos del Cantábrico, y en Bilbao sobre todo.