Desde mi primer día en el frente de la Autoridad Portuaria de Tarragona (APT), expliqué que uno de los compromisos más importantes del puerto de Tarragona es ser ejemplo en el impulso de la descarbonización
La lucha contra el cambio climático y contra la degradación del medio ambiente es una obligación que compartimos ciudadanos, instituciones públicas y empresas.
Ante esta amenaza, Europa ha marcado el camino a seguir para superar este reto a través del Pacto Verde Europeo que pretende transformar la UE en una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva.
Efectivamente, ser más verde quiere decir ser más competitivo. En un mundo que ya no se puede permitir más emisiones de CO2 a la atmósfera, con recursos naturales limitados y con una crisis energética grave, ha sido necesario poner en marcha el paquete de medidas «Objetivo 55» para acelerar el paso hacia una economía sostenible.
Un conjunto de propuestas de la UE y de los estados donde comparten acciones climáticas para conseguir una reducción de las emisiones, en al menos un 55% en el 2030.
En este contexto, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) el transporte por mar mueve aproximadamente el 80% del volumen comercial mundial y es la columna vertebral de la economía y el comercio mundial.
Pero, según el informe emitido el 2021 por la Agencia Europea de Medio Ambiente y la Agencia Europea de la Seguridad Marítima, produce el 13,5% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del sector transporte en la Unión Europea. Para reducir este impacto, el OMI trabaja para bajar al menos un 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo internacional en el 2050.
En el mismo sentido que el OMI y con un compromiso igual de firme, la Cruise Line International Association (CLIA) también está acelerando los pasos para lograr una actividad de cruceros sostenible.
La asociación ya ha establecido la obligatoriedad de tratar las aguas grises antes de ser devueltas al mar, en muchos casos mediante el sistema AWTS que permite dar a las aguas residuales el mismo tratamiento que en tierra.
Además, las empresas miembros de la CLIA, y entre ellas MSC, encabezan el sector marítimo en términos de adopción de combustibles limpios, control de emisiones a la atmósfera y preparación de los barcos para la conexión eléctrica a tierra, en un camino sin pausas hacia una mayor neutralidad ambiental de esta actividad económica.
Desde mi primer día en el frente de la Autoridad Portuaria de Tarragona (APT), expliqué que uno de los compromisos más importantes del puerto de Tarragona es ser ejemplo y adalid en el impulso de la descarbonización, tanto en el nivel competencial propio como en el ámbito de la cooperación con los agentes del territorio para poner en marcha soluciones de alcance metropolitano y nacional.
Por eso, el puerto de Tarragona priorizará las acciones que contribuyan a reducir las emisiones de carbono en sus instalaciones portuarias y en transporte marítimo o terrestre. También en el ámbito del turismo de cruceros.
Ante este reto, la APT ya cuenta con una partida de 8 millones de euros en su plan de inversiones para la electrificación de los muelles de Cantàbria, Galícia y Andalusia, además, del muelle de Balears, punto de atraque de cruceros. El muelle de Balears acogerá, además, a partir del 2024, una nueva terminal de pasajeros que se construirá con criterios sostenibles en términos de aislamiento, energía renovable y climatización. Una obra que rondará los 5 millones de euros de inversión por parte de Global Ports Holding.

El muelle de Balears acogerá, a partir del 2024, una nueva terminal de pasajeros que se construirá con criterios sostenibles en términos de aislamiento, energía renovable y climatización. Una obra que rondará los 5 millones de euros de inversión por parte de Global Ports Holding
En paralelo, el puerto de Tarragona también ha iniciado los estudios para el aumento de la producción de energías renovables y para la implementación de una comunidad energética, entre otras acciones, así como nuevas políticas relacionadas con la digitalización, la potenciación del ferrocarril y la restauración medioambiental.
Otra línea estratégica sostenible de la APT es la colaboración y la integración en aquellos proyectos públicos o público-privados que permitan poner en marcha la transición energética y la transformación económica que aseguren el desarrollo, el progreso y el bienestar de las personas y las empresas de nuestro territorio, puesto que desde el puerto se considera que los primeros al implementar acciones sostenibles serán los primeros al ser más eficientes y competitivos.
En este sentido, la APT es miembro promotor del Vall de l’Hidrogen de Catalunya, a la vez que estudia implementar un ecosistema empresarial entorno en la economía azul y trabaja codo a codo con sus clientes para adaptar sus instalaciones para los tráficos derivados de nuevos vectores energéticos, como el gas licuado o el hidrógeno azul.
Dentro de este ecosistema, orientado a la sostenibilidad económica, a la creación de actividad empresarial sostenible y a la descarbonización de los actividades logísticas y portuarias, el sector de los cruceros también está invitado a sumarse e, incluso, a marcar el camino, puesto que se trata de una actividad turística de gran interés para el territorio que además de generar un impacto económico positivo, también tiene que acontecer un ejemplo de descarbonización para el conjunto del sector turístico y para el conjunto de la economía.
Por lo tanto, podemos afirmar que estamos ante un reto común, en el que la colaboración entre puertos, navieras y agentes turísticos es esencial para lograr los objetivos medioambientales marcados por las NNUU, la UE, la OMI y la misma CLIA.
Es de esta manera como, la resiliencia demostrada después de la pandemia del Covid-19, podremos sumar ahora este esfuerzo para lograr una transformación sostenible para asegurar el futuro del sector. La misma resiliencia, el mismo esfuerzo y compromiso que se nos pide a nosotros, pero también al conjunto de la sociedad de todas las naciones del mundo ante una emergencia climática que cada vez se manifiesta de manera más cara y preocupante. Urge lograr una sostenibilidad económica. ¡Manos a la obra!