Terminales portuarias y revolución digital

José Luis Romero

Secretario General deANESCO

La automatización de una terminal portuaria de contenedores es una iniciativa que da respuesta principalmente a tres necesidades estratégicas: la mejora del rendimiento operacional, el incremento de la seguridad y la protección, y la contribución a la sostenibilidad ambiental. No obstante, también existen inconvenientes por cuanto afectan directamente al aspecto social. 

Con frecuencia leemos o escuchamos que vivimos en la llamada cuarta revolución industrial, revolución digital, industria 4.0 o, incluso, era de la perplejidad porque así se conoce ya comúnmente a la época en la que nos ha tocado vivir. 

El concepto cuarta revolución industrial se atribuye al economista y empresario alemán Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial. Schwab sostiene que si la tercera revolución industrial es la revolución digital que ha estado en vigor desde mediados del siglo XX, esta cuarta etapa está marcada por avances tecnológicos emergentes en una serie de campos que incluyen la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología, el Internet de las cosas, la impresión 3D o los vehículos autónomos. 

Así, el término describe una organización de los procesos de producción basada en la tecnología y en dispositivos que se comunican entre ellos de forma autónoma a lo largo de la cadena de valor. Por tanto, esta cuarta revolución industrial se basa en la revolución digital y en nuevas formas en que la tecnología se integra en las sociedades e incluso en el cuerpo humano. Un fenómeno, el de la digitalización y la automatización que representa un cambio tan grande que, seguro, causará un gran impacto en nuestras terminales portuarias durante los próximos años y en donde la formación cualificada desempeñará un papel crucial. 

La automatización de una terminal portuaria de contenedores es una iniciativa que da respuesta principalmente a tres necesidades estratégicas: la mejora del rendimiento operacional, el incremento de la seguridad y la protección, y la contribución a la sostenibilidad ambiental. No obstante, también existen inconvenientes por cuanto afectan directamente al aspecto social. 

La automatización implica un cambio total en la gestión del sistema portuario, la intervención de la mano de obra se ve reducida y se hace necesario un aumento del nivel de formación en los empleos asociados, siendo necesaria la capacitación del personal implicado en dichas operaciones. 

La terminal de Europe Container Terminals, en Rotterdam, fue la primera en iniciar este proceso de transformación en el año 1984. A partir de entonces los puertos han apostado por introducir la automatización en mayor o menor medida a las actividades que desarrollan y hoy en día, son 30 terminales semiautomatizadas y 14 completamente automatizadas las repartidas por todo el mundo. Una tendencia que seguirá creciendo debido a la necesidad por parte de las operadoras de reducir los costes y a la vez tener un mayor control, información y calidad en sus operaciones. 

Sin embargo, aunque los principales nodos y puertos de carga local están optando por la automatización, en términos absolutos aún queda un largo camino para que la automatización se convierta en un hecho generalizado, ya que el 97% de las terminales de contenedores utilizan todavía maquinaria convencional.

Por eso, porque queda mucho camino por recorrer, es muy importante abordar de forma conjunta el debate sobre cómo afrontar estos retos. Entre todos. Administraciones públicas, empresas y trabajadores tenemos los mismos intereses y, por lo tanto, estamos obligados a trabajar codo con codo para hacer frente a estos desafíos. El objetivo común es que nuestros puertos no pierdan oportunidades porque si nos quedamos sin hacer nada, inmóviles, contemplando estos avances y sin reaccionar, vendrán otros que sí sacarán provecho.  

No sabemos qué nos deparará el futuro, pero sí podemos ir preparándonos, fundamentalmente en términos de empleabilidad. Y es que, por lo menos desde la revolución industrial que comenzó en el siglo XVIII, las mejoras en la tecnología han ido siempre acompañadas de un cambio en la naturaleza del trabajo de modo que muchos empleos tradicionales están ahora llamados a transformarse y, en el peor de los casos, incluso a desaparecer. Un proceso de transformación digital que también ha acelerado la pandemia del Covid-19 en estos últimos meses.

En ANESCO creemos en el diálogo, en la negociación, en la búsqueda de acuerdos y en la participación para impulsar la competitividad de nuestros puertos. Competitividad que necesitan los negocios y todos los profesionales del sector para seguir generando riqueza y empleo. Creemos que el sector de la estiba tiene que avanzar hacia el futuro y el futuro pasa por la formación y la mejora de la empleabilidad.

Cada año, el servicio de manipulación de mercancías – la estiba portuaria – se presta a más de 350 millones de toneladas en el conjunto de nuestros puertos, lo que representa aproximadamente el 65% del total del tráfico portuario español. El valor total de las mercancías que se importan y exportan por el conjunto de nuestros puertos es equivalente al 30% del PIB. Somos, sin duda, un sector estratégico para el conjunto de la economía que, además, genera más de 12.000 empleos directos y un valor añadido bruto superior a los 1.300 millones de euros al año.

El sector de la estiba demanda estabilidad y mejorar nuestra competitividad para no perder oportunidades en el mercado marítimo internacional y para fortalecer nuestras importaciones y exportaciones. La automatización y digitalización de nuestras terminales portuarias son ya una realidad y tenemos el reto conjunto de prepararnos para ello.

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