La Organización Marítima Internacional (OMI) alerta en unos de sus últimos estudios que las emisiones de efecto invernadero procedentes de los buques podrían aumentar un 50% hasta el año 2050, a pesar de los avances en eficiencia medioambiental. Este grave incremento se contempla por la mayor demanda del transporte marítimo que podría verse ralentizada levemente por los efectos del Covid-19.
El nuevo estudio de la OMI se ha realizado con respecto a datos relativos al 2018 y ha contado con la participación en su redacción de consultorías, institutos de investigación y universidades de todo el mundo.
Los resultados del estudio muestran que si bien el impacto de la pandemia del Covid-19 probablemente producirá una disminución de las emisiones en el 2020, no se espera que afecten significativamente las proyecciones para las próximas décadas
Los resultados del estudio muestran que si bien el impacto de la pandemia del Covid-19 probablemente producirá una disminución de las emisiones en el 2020, no se espera que afecten significativamente las proyecciones para las próximas décadas.
Además, el estudio muestra que las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo aumentaron de 977 millones de toneladas en el 2012 a 1.076 millones de toneladas en el 2018, lo que supone una subida del 9,6%.
La intensidad del carbono en las emisiones de la industria del shipping ha progresado en aproximadamente un 11% desde el 2012 hasta el 2018. Este avance pone de manifiesto que el crecimiento de la actividad ha sido mayor que las ganancias de la eficiencia energética.
El trabajo de la OMI refleja que las emisiones de CO2 siguen siendo la principal causa que aportan los buques al impacto climático.
Asimismo, las emisiones de metanol muestran la tendencia de crecimiento más notable durante el período estudiado, con un aumento del 151%. Este porcentaje es mucho mayor que el uso de GNL como combustible marino. Esta circunstancia ha sido atribuida a que emplea más maquinaria con altos niveles de utilización de metanol, lo que se traduce en la disposición de motores alternativos de doble combustible.
Como principales conclusiones del estudio, se alerta que ningún Gobierno ha regulado todavía el control de las emisiones de carbono y metanol en el sector marítimo.
Además, la OMI estima que el 30% de las emisiones del transporte marítimo recaen directamente en la responsabilidad de los gobiernos locales, el doble que la magnitud de responsabilidad anteriormente analizada.
Según las directrices internacionales, solo las emisiones que se producen cuando los buques navegan entre dos países son responsabilidad de la OMI. Cuando un buque navega entre dos puertos del mismo país, entonces las emisiones son responsabilidad de ese Estado, y deben contabilizarse y gestionarse las reducciones dentro del inventario y los compromisos de emisiones del país, adquiridos según las reglas del Acuerdo de París.
La OMI explica que solo algunos países investigan las emisiones del transporte marítimo con un nivel de detalle, y que han tenido que realizar estimaciones simplificadas que, según se ha demostrado, subestiman el nivel de emisiones del shipping.
La mayoría de los países, resalta la OMI, continúan contabilizando las emisiones de transporte de forma incorrecta sobre la base del combustible vendido al transporte marítimo, en lugar de las travesías y actividades reales.
Para la OMI la contabilización de emisiones del shipping es irreal y se subestima su capacidad de contaminación.
Para concluir, la OMI espera que su estudio incite a las autoridades de los países a incorporar a la industria marítima en sus políticas de sostenibilidad de una forma decidida y urgente.